Bien, Hechos, capítulo 4. He titulado todo este capítulo, realmente desde el versículo 37: “Cómo Manejar la Persecución”. Y vamos a comenzar a adentrarnos un poco en esto esta mañana, con una declaración inicial hasta el versículo 12. Y la persecución, por supuesto, es una parte muy, muy intrínseca de la imagen cristiana, y siempre lo ha sido. Y aquí tenemos algunas verdades tremendas que se nos dan en el ejemplo de los apóstoles conforme enfrentaban la persecución. Ahora, la persecución fue una bendición para la iglesia apostólica, al igual que lo es para todas las iglesias y todos los creyentes.
Cinco veces, en 11 años, se extendieron las manos para perseguir a la iglesia en Jerusalén de manera organizada. Y este capítulo registra la primera de estas persecuciones. Y realmente, el comienzo de las persecuciones de la iglesia que todavía continúan hoy, unos 2,000 años después. Durante los primeros 300 años de existencia de la iglesia -o los primeros tres siglos, realmente- hubo diez persecuciones de gran magnitud dirigidas contra la iglesia. Comenzando con Esteban y extendiéndose casi a todos los apóstoles, la muerte se convirtió en la forma común de ir, si usted era cristiano.
La primera persecución, por ejemplo, estalló bajo Nerón Domicio, el sexto emperador de Roma, y alrededor del año 67 d. C., que no es mucho después de que comenzara la iglesia. Y Nerón ideó todo tipo de castigos para los cristianos; cosió a algunos en pieles de animales salvajes y luego, soltó perros hambrientos sobre ellos. Utilizó a otros, vestidos con camisas de cera y atados a árboles, para que fueran encendidos como antorchas en su jardín. La siguiente persecución bajo Domiciano fue quizás aún más inventiva. Los cristianos fueron encarcelados. Fueron puestos en estiramiento, quemados, asados.
Fueron azotados, apedreados y ahorcados. Muchos fueron lacerados con hierros calientes, otros fueron arrojados a los cuernos de toros salvajes. En la cuarta persecución, que comenzó alrededor del año 162 d. C., algunos cristianos fueron obligados a caminar con los pies ya heridos sobre espinas, clavos, conchas afiladas; algunos fueron azotados hasta que su carne desapareció, otros fueron decapitados, y así sucesivamente. Bajo la octava persecución en Útica, 300 cristianos fueron colocados vivos alrededor de un horno de cal y se les dijo que hicieran ofrendas a Júpiter o serían empujados dentro. Unánimemente, se negaron, y los 300 de ellos perecieron en la cal.
Eso fue solo el comienzo de lo que la iglesia ha sufrido. Y la persecución de Satanás, a medida que ha avanzado el tiempo, se ha vuelto aún más sutil de lo que era entonces. No es tan obvio cómo es que Satanás persigue hoy en día. Y por cierto, hoy en día, aparentemente de manera mucho más exitosa, las técnicas de Satanás están funcionando. Ahora, nuestro texto nos registra la primera persecución. Este es el comienzo del flujo constante de persecución que ha ocurrido desde el comienzo de la iglesia. De una forma u otra, la iglesia cristiana siempre está bajo persecución. No siempre es política.
A veces, es personal. A veces, es religiosa. A veces, proviene del cristianismo ilegítimo. Ese es el mayor perseguidor del cristianismo evangélico, probablemente el cristianismo liberal, al menos en la situación estadounidense. De una forma u otra, entonces, la iglesia ha sufrido persecución desde lo que vamos a ver en Hechos, capítulo 4, cuando comenzó. Y como dije, la persecución es sutil hoy en día. No es lo que solía ser. Satanás generalmente dirige la persecución hoy no hacia el cuerpo físico, sino hacia el ego.
Dirige su persecución hacia la soberbia, la aceptación o el estatus, etc., y realmente es muy eficaz. No amenaza al cristiano diciendo: “Si das testimonio, te cortaré la cabeza”. Él amenaza al cristiano al plantar en su mente el hecho de que si das testimonio, podrías perder tu trabajo o tu estatus o alguien podría pensar que eres extraño. En estos días, la persecución tiene un efecto tremendo, de una manera muy sutil. La forma de persecución en la primera iglesia convirtió en héroes a aquellos que murieron.
Y llegó a ser algo tan normal para los cristianos morir que muchos cristianos desarrollaron un complejo de mártir y simplemente, se dedicaron a ponerse en situaciones donde pudieran ser martirizados. Digo, querían pertenecer, ¿entiende? Pero hoy en día, la persecución que llega es más eficaz; no convierte a nadie en héroe. Y es algo triste; aunque la iglesia hoy en día no está siendo asesinada físicamente, la iglesia ha sucumbido a una especie de muerte espiritual viviente.
Supongo que la ilustración perfecta sería la iglesia en Sardis, en Apocalipsis, capítulo 3, versículo 1, que dice: “Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis: el que tiene los siete espíritus de Dios” —o el Espíritu Santo— “y las siete estrellas” —los ministros de las siete iglesias— “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto”. Satanás ha matado a la iglesia, en términos de su efecto espiritual, sin tener que matar a los cristianos en ella.
De hecho, al permitirles vivir en un cristianismo insípido y sin Dios, él tiene un efecto más grande que si los eliminara a todos y tuviera que enfrentar nuevamente el problema de que la semilla de la iglesia es la sangre de los mártires. Y así, Satanás, cuya persecución en el pasado ha masacrado físicamente a los cristianos, ha encontrado mucho más eficaz matar a la iglesia haciéndola complaciente, indolente, gorda, rica, orientada socialmente y aceptada e insípida, conforme diluye su teología para acomodarse al mundo; mucho más eficaz que si todos los cristianos fueran hervidos en aceite.
Ahora, hay lugares en nuestro mundo donde la persecución reina, la persecución física. Incluso algunos lugares aquí en Estados Unidos. Pero de una forma u otra, Satanás es antagonista hacia la iglesia. Él persigue a la iglesia. Obviamente, y flagrantemente y descaradamente físicamente o sutilmente, mediante la persecución para involucrarse en el mundo, para despojarse de lo que ofende, para mantener su prestigio, su estatus, o lo que usted desee a partir de su ego. Ahora, Jesús, en Juan, capítulo 15, advirtió a la iglesia en la declaración a Sus discípulos que también deberían esperar persecución.
En el versículo 18 de Juan 15, leemos esto: “Si el mundo os aborreciere, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo”. Como puede ver, por eso, Juan dice: “No améis al mundo”. Lo que sucede cuando un cristiano se enamora del sistema es que el sistema ya no se ve realmente obstaculizado por este tipo, ya no se siente ofendido por este hombre, y Satanás ha logrado una persecución más grande que si hubiera tomado a ese hombre y lo hubiera matado físicamente, porque ha destruido el efecto de él. De hecho, lo ha convertido en un negativo.
“Si fueras del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero no sois del mundo, sino que yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”. Y los van a perseguir. Versículo 20: “Acordaos de la palabra que os dije: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me persiguieron, también os perseguirán a vosotros”. Versículo 2, del capítulo 16: “Os expulsarán de las sinagogas; viene la hora en que cualquiera que os mate pensará que rinde servicio a Dios”. Persecución religiosa. Así que siempre hay persecución. Jesús lo afirmó.
Pedro fue un paso más allá, en 1 Pedro 2:21, y dijo esto, esta es una declaración importante. Él, de hecho, dijo que deberíamos esperarlo. “Porque para esto fuisteis llamados; pues también Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo, para que sigáis sus pisadas”. Si usted confronta al mundo, el mundo va a reaccionar violentamente, de una forma u otra. Ahora, usted puede sucumbir a la persecución de Satanás, de manera que usted se desvíe y se quede al margen mucho antes de enfrentarse al mundo, porque realmente usted está haciendo eso para salvar su ego de ser perseguido.
Pero Pablo le dijo a Timoteo, 2 Timoteo 3:12: “Y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”. Ahora, eso es una declaración muy clara. “Sí, y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”. Dice usted: “Bueno, sabes, sigo adelante y no sufro persecución”. Lea el versículo otra vez: “Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”. Si usted no está sufriendo persecución, ¿por qué no está sufriéndola? Porque usted no está viviendo piadosamente en Cristo Jesús, así de simple.
Si usted vive el tipo de vida que Dios quiere que usted viva en Cristo, usted va a chocar con el mundo por la propia naturaleza de esa vida. Y cuando digo mundo, me refiero al sistema. Si usted no está sufriendo alguna persecución, es porque usted o se ha adaptado perfectamente al sistema, de tal manera que ellos no conocen la diferencia, o aún no han descubierto quién usted es realmente; lo ha ocultado usted bien. Pero si usted comienza a vivir abierta y piadosamente en el mundo, usted va a chocar con Satanás y con su sistema.
Usted comienza a confrontar al mundo y la persecución es automática. Ahora, veamos esto en la primera iglesia. En primer lugar, parece tan bien. Siempre decimos: “Si realmente vives una vida cristiana, el mundo se sentirá atraído hacia ti”. Claro, se sentirán atraídos por la belleza de tu persona, pero tan pronto como descubran lo que es, entonces, de repente, lo que los atrae a usted —a menos de que vengan a Cristo— se convierte en algo negativo. La primera iglesia, por ejemplo, en los capítulos 2 y 3, todo parecía muy positivo.
En el capítulo 2, el mundo se asombraba de ellos y encontraban favor con todas las personas, y todo parecía genial. Y de repente, descubrieron por qué se mantenían firmes, y todo cambió rápidamente. Ahora, en el capítulo 3, recordará que Pedro había ido con Juan al templo, y allí había sanado a un hombre cojo. Se había reunido una multitud en el patio. Pedro y Juan se habían parado en el pórtico de Salomón, un poco más arriba del suelo del patio, y entre ellos tenían al hombre cojo, y Pedro comenzó a predicar.
Y predicó un mensaje poderoso sobre Jesús, como Mesías, o el Cristo, Dios. Y él acusó a Israel de ejecutar a Cristo. Él cerró con una invitación para ellos, en el versículo 19: “arrepentíos y conviértanse”. Y él realmente les dio duro. Como puede ver, él confrontó al mundo. Él se levantó en medio de su asunto, justo ahí en su templo, donde estaban realizando sus deberes religiosos, y él les dijo: “Esto está mal. Lo han arruinado”, y los enfrentó cara a cara. Ahora, ese es el tipo de confrontación del que estoy hablando. Ese es el tipo de confrontación que genera hostilidad. Pero ese es el tipo de confrontación en la que Dios espera que estemos involucrados. No es ese tipo de ocultamiento tímido, para proteger nuestro ego, nuestro estatus, nuestro prestigio y nuestro nombre ante el mundo. La respuesta a lo que Pedro hizo fue muy interesante. Vea el versículo 4, del capítulo 4, y comenzaremos a ver nuestro texto: “Pero muchos de los que oyeron la palabra, creyeron”. Ahora, eso es lo que estamos tratando de lograr. No estamos tratando de escondernos, porque si nos escondemos, no solo no sufrimos, sino que nadie se salva, ese es el problema.
Claro, dice usted: “Bueno, si hago eso, es probable que me desbarate por completo”. Es cierto. Es probable que se desbarate, y es probable que alguien más se enderece, y su vida es prescindible, amigo mío; al igual que la mía, ¿verdad? Mi vida es prescindible por el bien de alguien más. Tan pronto como comienzo a vivir para proteger mi ego, y para proteger mi estatus, y para proteger mi prestigio, entonces mi vida se vuelve egocéntrica, y no le sirve a Dios, ni a nadie más.
Si no estoy dispuesto a enfrentar al mundo por la salvación de aquellos en el mundo, entonces, realmente no tengo nada que ofrecerle a Dios ni a nadie más, y solo me estoy engañando a mí mismo. Ahora, dice en el versículo 4 que: “Muchos de los que oyeron la Palabra creyeron, y el número de los hombres era como de cinco mil”. Ahora, la palabra “como de” debería traducirse como “llegó a ser”, cinco mil hombres. Eso significa que este es el total de hombres; en este punto, esta es la lista de miembros de la iglesia. Este es el volumen masculino, de todos modos.
Y hay dos palabras para hombres en griego, dos palabras realmente dominantes: anthrōpon o anthrōpos, y esa palabra tiene que ver con el hombre genéricamente, el hombre como raza. Luego, está la otra palabra, andros, o aquí, ton andrōn, en plural. Esto significa hombre en oposición a mujer, y sería mejor traducido como hombres. Y así, lo que dice es esto, “Y el número de los hombres llegó a ser” o “el número de los masculinos o varones llegó a ser cinco mil”. Eso significa que, además de eso, probablemente había al menos otros cinco mil mujeres y niños.
Esa es una iglesia grande para un comienzo tan rápido, y usted nunca vuelve a escuchar cuántos hay a partir de aquí. Creció tan rápido a partir de este punto, que superó la posibilidad de llevar un conteo preciso. Pero muchos creyeron, y esa fue la reacción. Ahora, eso valió el precio que Pedro pagó. Siempre vale la pena enfrentar al mundo, para que Dios pueda hacer su obra. Si nunca confrontamos al mundo, fracasaremos, porque es al mundo al que somos enviados con el evangelio.
Dice usted: “Bueno, podría perder mi trabajo”. Alabado sea el Señor, entonces pierda su trabajo, ¿a quién le importa su trabajo? Digo, Dios puede cuidar de usted. Él puede proveer todo lo que usted necesita, y promete que lo hará. Ahora, esto no significa que deba ser un empleado pésimo y desperdiciar todo su tiempo predicando el evangelio; más bien, debería volver a leer Efesios. Debe trabajar como debe, y dar un día de trabajo honesto por una ganancia honesta. Pero dondequiera que esté en este mundo, debería saber que se mantiene firme por Jesucristo. Ellos deberían saberlo.
Ahora, veamos el texto y veamos dos cosas: la persecución manifiesta, en primer lugar, en los primeros cuatro versículos, y luego, la persecución enfrentada. Y luego, veremos los principios para enfrentar la persecución. Y solo veremos algunos de ellos esta mañana; y no tenemos mucho tiempo para ver todos ellos. Y estoy emocionado por esto, porque esto le va a dar algunas cosas prácticas, algunas herramientas reales, que puede usar.
En primer lugar, la persecución se manifiesta en los primeros cuatro versículos. Versículo 1: “Y mientras hablaban” —mientras estaban hablando al pueblo, los sacerdotes, el líder del templo y los saduceos— “vinieron sobre ellos”. Ahora, la idea de que “vinieron sobre ellos” es con ansiedad, enojo, para arrestarlos. Digo, los agarraron absolutamente; ese es el punto. Esta multitud se había reunido en el patio del templo. Ellos habían visto el milagro, y la gente oficial del templo e Israel realmente se estaban poniendo nerviosa al respecto.
Y así, en medio del sermón de Pedro —en realidad, no es completamente en medio, porque él ya concluyendo con su conclusión, pero mientras él todavía está hablando —ellos llegan al pórtico de Salomón y los agarran. Dice: “se encontraron con ellos”, vinieron sobre ellos. Ahora, quiero que vea quiénes están involucrados en esto. No dice: “Oh, los ladrones, y los ladrones, y los delincuentes de la ciudad”, y así sucesivamente. Dice, en primer lugar, los sacerdotes, que debían representar a Dios, lo que inmediatamente le muestra a dónde había llegado el sacerdocio; muy lejos de donde Dios lo había destinado.
También es interesante que había 24 cursos de sacerdotes en el orden levítico, y había tantos sacerdotes que se dividieron en 24 cursos. Y de esos cursos, solo ciertos sacerdotes ministraban cada semana. Entonces, cuando los sacerdotes estaban ministrando en el templo, eso significaba que era su semana, y usted esperaba mucho tiempo para su semana, y cuando finalmente llegaba su semana, era algo importante. Y lo último que quería era todo este alboroto durante su semana, por la que habías esperado tanto tiempo.
Y así, aquí, en medio de la semana de estos sacerdotes en particular, todo este alboroto está ocurriendo, y están realmente preocupados. Esta es oposición religiosa. Y recuerde, como dije antes, la persecución de la iglesia a menudo proviene de grupos religiosos, incluso a menudo del judaísmo. Muy bien, la segunda persona que conocemos es el capitán del templo, el sagan, y este es el jefe de la policía del templo. Aquí está la oposición política. En algunas partes del mundo, hay oposición política contra la iglesia.
En China, hoy en día, hay oposición política contra la iglesia. En Rusia, hay oposición política. ¿Leyó en el Times el otro día sobre el gran problema en Rusia ahora, porque muchos de los líderes rusos se están conectando con grupos religiosos? Y ahora, Rusia está tremendamente preocupada por desenredar a estas personas, que ocupan posiciones importantes en Rusia, de varios grupos religiosos. Hay ciertos lugares en el mundo donde hay oposición política, y eso lo obtenemos del capitán del templo, que era el jefe de la policía del templo.
Ahora, el gobierno romano era muy tolerante, pero, contra el desorden público, eran despiadados. Y así, no iba a ponerse en una posición donde hubiera un motín, o realmente estaría en problemas. Luego, conocemos al grupo más importante, y esos son los saduceos. Ahora, dice usted: “¿Quiénes son los saduceos?” Bueno, dentro del marco de Israel había muchos grupos. Estaban los fariseos, y estaban los zelotes, y así sucesivamente; y un grupo interesante eran los saduceos. Ahora, realmente no sabemos de dónde viene ese nombre; algunos dicen que de Zadok, pero realmente no hay forma de saberlo.
Pero los saduceos eran un grupo religioso y político, por lo que combinaban lo peor de ambos en su persecución. Eran la secta de poder en Israel. Eran los liberales religiosos. Eran la familia de los sumos sacerdotes; todos los sumos sacerdotes en este punto eran saduceos. Eran el partido de oposición a los fariseos, como los republicanos y los demócratas, con un sabor religioso. Ellos eran la oposición. Ahora, la oposición de los fariseos domina los evangelios, y la oposición de los saduceos domina el libro de los Hechos; así que ambos entran en juego.
También es muy interesante que eran muy ricos. Los fariseos tendían a no ser ricos; tendían a ser extremadamente ricos. También eran el partido colaboracionista. Ellos eran los que siempre le rascaban la espalda a Roma por el rascado mutuo, usted sabe. Realmente, no les importaba mucho la gente común; solo les importaba mantener el status quo y mantener su poder y prestigio en Israel.
Así que mantuvieron una actitud colaboracionista con Roma, se mantuvieron en buenos términos con Roma, para mantener su prestigio, poder y comodidad. Eran un grupo pequeño, una minoría muy pequeña, pero eran muy dominantes en la influencia política de Israel. No les importaba nada acerca de la religión, fuera del hecho de que era una costumbre social, por lo que eran estrictos liberales. Eran estrictos religiosos sociales. De hecho, le voy a dar solo cuatro puntos de su teología, no tomará más tiempo que eso.
Lo abordaremos un poco más adelante en el libro. Pero en primer lugar, creían que solo la ley escrita era obligatoria. Y ninguna de las tradiciones orales, es decir, ninguna de las leyes rabínicas, eran obligatorias, todas esas cosas por las que los fariseos vivían y morían. En segundo lugar, creían que no había resurrección del cuerpo, no había recompensa futura, no había castigo futuro, una línea típica liberal. En tercer lugar, creían que la existencia de los ángeles, espíritus y el mundo espiritual era un mito.
En cuarto lugar, creían que el hombre era el dueño de su propio destino; que Dios no estaba involucrado en tomar decisiones, que no existía tal cosa como soberanía o predestinación, sino que el hombre dominaba su propio destino. Entonces, aquí están, los liberales religiosos de rango, los más importantes de Jerusalén, los de sangre azul, y son los que vienen tras de Pedro y Juan. Y las razones por las que lo hicieron son muy claras en el versículo 2, y quiero que las vea; es muy claro: “Sintiéndose afligidos de que enseñaran al pueblo y predicaran mediante Jesús la resurrección de entre los muertos”.
Ahora, quiero que observe la palabra afligidos. Ahora, eso suena, en una versión esta, como “Oh, estaban tan tristes, estaban tan tristes en sus corazones”. Pero eso no es lo que significa la palabra. Es una palabra muy fuerte y significa que estaban completamente afligidos; estaban en una terrible angustia mental. No es el tipo de tristeza que dice: “Oh, las cosas se están volviendo confusas. Qué día tan triste para Israel”. Es el tipo de angustia basada en la indignación y la ira; esa es la palabra.
De hecho, es usada nuevamente en Hechos 16:18, donde Pablo vio a la mujer en Filipos bajo el poder de un espíritu maligno, y tuvo la misma actitud. Es una indignación enojada. No es solo una simple tristeza. Ahora, estaban realmente enojados; esto es intolerancia estándar, como puede ver; realmente, se pusieron nerviosos. Se pusieron muy perturbados, estaban muy indignados, muy enojados, y tenían tres razones.
En primer lugar, veamos el versículo 2: “Enseñaban al pueblo”. En primer lugar, se molestaron porque estaban enseñando, Pedro y Juan. Ahora, como puede ver, creían que tenían el monopolio de toda la verdad, que tenían todo el derecho de enseñar, y nadie más tenía derecho a abrir la boca. Digo, eso era todo, así era. El suyo era el privilegio de enseñar, y nadie más tenía derecho, y mucho menos, entrar directamente en el templo donde estaban todos estos maestros, ponerse de pie y enseñar una verdad contraria a esa verdad que habían estado enseñando. Ellos realmente estaban molestos porque estos dos estaban enseñando. ¿Quiénes son ellos para enseñar? No están aprobados.
Y, lo que es interesante, vea el versículo 13: “Cuando vieron la valentía de Pedro y Juan, y percibieron que eran hombres sin letras y sin instrucción, se maravillaron”. Eran hombres sin letras y del burgo; ahora, esas son dos palabras interesantes, y no encuentra y no entiende el impacto total solo leyendo esas palabras. Permíteme mostrarte lo que significa. Sin letras significa que no conocían las escrituras sagradas y la ley judía. No estaban versados en teología judía. “Estos tipos ni siquiera son teólogos judíos”, dijeron. “Son ignorantes de la ley rabínica. No han ido a las escuelas adecuadas. ¿Cómo pueden saber algo?”
Recuerda usted que acusaron a Jesús de lo mismo: “¿Quién es Él que está diciendo todo esto? Nunca ha estado en nuestras escuelas. ¿De dónde saca su información?” Y luego Jesús respondió: “Lo obtengo directamente de Dios”. Oh, usted sabe, la escuela es un poco superflua. Y en segundo lugar, dice que no solo eran ignorantes en términos de teología judía, sino que la segunda palabra, del burgo, ignorantes, significa que son plebeyos; no son profesionales, son estrictamente aficionados. “¿Quiénes son estos aficionados sin educación?” Eso es exactamente lo que están diciendo.
Y para empeorar las cosas, eran de Galilea, lo cual, por supuesto, era lo máximo en desprecio. Y así, no tenían derecho a entrar en el estrecho mundo de los instructores, y levantarse en el mismo templo, y enseñar doctrinas contrarias a las suyas. Y estaban enojados, porque no estaban de acuerdo con su teología. Ahora, cada vez que usted se enfrenta a la oposición y proclama una verdad que ellos niegan, vas a tener problemas. Y entonces, estaban enojados. Tenían todas las razones para estarlo, desde su perspectiva, porque necesitaban preservar su propia posición.
Así que les molestaba que enseñaran, que incluso se levantaran y enseñaran. En segundo lugar, les molestaba lo que enseñaban. Vea el versículo 2. Predicaban a Jesús. “Predicaban a través de Jesús la resurrección”, pero estaban predicando a Jesús, y eso, odiaban. Habían determinado que Jesús era un blasfemo, y aquí estaban de regreso, anunciando por toda la ciudad que Jesús era el Mesías, y todos ustedes han matado a su Mesías. Ahora, eso no es algo muy popular. Y trate usted de anunciar eso hoy en medio de una congregación de personas judías, y va a encontrar alguna reacción.
Pedro proclamó: “Jesús es el Mesías”, e inculpó a toda la nación de Israel por no reconocer al Mesías, y enfrentó una reacción. Así que no les gustaba que enseñara, y no les gustaba lo que enseñaba. Y en tercer lugar, no les gustaba la idea de la resurrección. “Predicaban a través de Jesús la resurrección de entre los muertos”. Seguían anunciando que Jesús estaba vivo. Bueno, eso es un pensamiento aterrador. Digo, si han ejecutado a su Mesías, y Él está vivo de nuevo, eso les da miedo, porque ¿qué impediría salir y traer la venganza que ellos justamente merecen?
Y seamos lo suficientemente honestos como para pensar que ellos sabían que eran hipócritas. No creo que lo ocultaran muy bien. Estoy seguro de que sabían que eran hipócritas en sus corazones, y probablemente pensaron dos veces, y pensaron: “Bueno, tal vez lo arruinamos. Tal vez ejecutamos a nuestro Mesías. Hombre, si lo hicimos y Él está vivo de nuevo, estas son malas noticias. Mejor callar a estos tipos”. Aparte del hecho de que la teología de los saduceos no permitía una resurrección, lo cual los irritaba hasta la muerte. Y entonces, no les gustaba el hecho de que enseñaban, y no les gustaban las verdades que enseñaban. Y así reaccionaron.
Ahora, vea cuáles fueron los resultados en el versículo 3: “Les pusieron las manos” —y como dije, eso no fue para ordenarlos. “Les echaron mano y los pusieron bajo custodia en la cárcel hasta el día siguiente, porque ya era anochecer”. Habían pasado tres horas —vinieron aquí, recuerda, alrededor de las tres de la tarde para las oraciones de la tarde, y para este momento ya son al menos las seis de la tarde, que era el anochecer. Así que han pasado tres horas en este pequeño incidente, y finalmente, les echaron mano.
No sé cuántas de esas tres horas pasó Pedro predicando. Pero de todos modos, vinieron a buscarlos y los metieron en la cárcel durante la noche. Ahora, esa fue la reacción, así que comenzó la persecución. Pero al mismo tiempo, me encanta el versículo 4: “Muchos de los que oyeron la Palabra creyeron; y el número de los hombres llegó a ser de cinco mil”. Encarcelaron los apóstoles, no anuló su efecto, y no evitó el progreso del evangelio, ¿lo ve?
Este fue el primer incidente, que desde entonces se ha repetido tantas veces, en el que la persecución solo llevó a la extensión y el establecimiento de la iglesia. En lugar de destruirla, ha traído crecimiento. Si la prueba —observe— y la persecución a nivel personal es la forma en que Dios madura a un cristiano —y lo es, si lee Santiago 1— entonces, la prueba y la persecución a nivel de toda la iglesia es la forma en que Dios madura a toda su iglesia y la edifica.
La persecución siempre resulta en crecimiento —marque eso. Eso tiene que ser lo primero, porque es su compromiso de hacer lo correcto, incluso si hay persecución involucrada. La persecución resulta en crecimiento por muchas razones. En primer lugar, elimina todo el peso muerto. Si usted es parte de un grupo de personas que tienen que poner sus vidas en riesgo por Jesucristo, entonces solo tendremos personas en ese grupo que estén dispuestas a hacerlo, ¿verdad?
Y parte del problema de la iglesia hoy en día son todas las cizañas sembradas entre el trigo, y la forma más fácil de deshacerse de las cizañas es hacer que el trigo pague el precio, o hacer que la iglesia pague el precio del discipulado total. Y la cizañas simplemente se caerán, porque no están realmente comprometidas y no quieren involucrarse tanto. Y entonces, conforme una iglesia es perseguida, es purificada. Se despoja de lo innecesario, los creyentes falsos se van, los fuertes se quedan y Dios opera libremente a través de ellos.
Entonces, vemos que la persecución se manifiesta y purifica a la iglesia, y aumenta su efecto en mayor medida. Ahora, veamos cómo enfrentaron esta persecución, solo los primeros dos puntos de nuestro esquema. Y aquí hay siete principios, realmente para enfrentar la persecución. Como dije, lo primero que tiene que hacer es comprometerse con enfrentar al mundo, o nunca tendrá que enfrentar el problema. Ahora, aquí hay algunas cosas prácticas. Estas son realmente prácticas. En Santiago, capítulo 1, ya sabe, él dice: “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”.
Esa es una maravillosa oportunidad para crecer. Así es como usted crece, enfrentando la prueba, ¿lo ve? Si vivimos piadosamente en el mundo, sufriremos persecución. Si sufrimos persecución, debemos estar felices, porque la persecución nos hará crecer y alcanzará a otros para Cristo, y de eso se trata todo esto, ¿verdad? Pero en algún punto, tiene que hacer el compromiso de que está dispuesto a hacer eso; tiene que hacer que su vida sea prescindible en lugar de esconderse y protegerse. Así que esperamos la persecución con gran ansiedad y gran gozo, por amor a la justicia.
Ahora, veamos siete principios para reaccionar ante la persecución. En primer lugar, sométase a ella. Si viene la persecución, sométase. Sea sumiso. Versículo 5 —bueno, veamos el versículo 3: “Y los arrestaron y los pusieron bajo custodia”. ¿Dice acaso: “Los arrestaron y Pedro y Juan respondieron y se produjo una pelea”? No dice eso en absoluto. Los arrestaron y simplemente los metieron en la cárcel durante la noche. Versículo 5: “Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos, los escribas, el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro, y todos los que eran de linaje sacerdotal”.
No hay resistencia en nada de esto. Ahora, esto se da a entender más qué se dice, pero está ahí. No hay resistencia en absoluto. No estoy hablando de un complejo de mártir que dice: “Sí, moriré”, usted sabe. No, no estoy hablando de eso. Estoy hablando de confiar en Dios. Ellos no se resistieron porque vieron en ello una gran oportunidad de Dios, ¿lo ve? Esto es tremendo. Quiero que vea esto. Ellos sabían que su arresto estaba en manos de Dios.
Habían sido obedientes en la proclamación, serían sumisos en el arresto, asumiendo que, dado que su obediencia los había llevado a ese punto, ahí es donde Dios quería que estuvieran; ¿entiende eso? Si usted está obedeciendo al Señor y termina en un lío, puede asumir que Dios ordenó el lío, así que quédese; algo va a pasar en ese lío. Ahora, si se mete en un lío por desobediencia, eso es otra cosa, es un asunto completamente diferente.
Pero si usted ha sido obediente, y ha estado confrontado al mundo, y ha proclamado a Cristo, y se mete en un problema, alabe a Dios y espere a ver de qué se trata, y sea sumiso. No se defienda. Ahora, mire esto, es muy interesante. Versículo 5, ellos —“Sucedió al día siguiente, los gobernantes, los ancianos y los escribas”— los llevaron a este —a un consejo— realmente el Sanedrín. Los escribas, los ancianos y los principales sacerdotes, junto con el sumo sacerdote, formaban el Sanedrín. Y el Sanedrín era el alto consejo gobernante de Israel.
Este es el tribunal supremo de los judíos. E incluso en tiempos romanos, tenían el derecho de arrestar. Tenía 70 miembros, y luego el sumo sacerdote era el presidente ex officio, así que eran 71. E incluía a los sacerdotes y los escribas, recuerda que los escribas eran los expertos en la ley, y los ancianos, que eran del pueblo. Y luego incluía, además, a las personas de la familia sacerdotal, y eran realmente un grupo único, por decir lo mínimo. Con este tipo de liderazgo, no es de extrañar que tuvieran sus problemas.
El versículo 6 presenta a Anás; y recuerda a Anás, quien fue el sumo sacerdote anteriormente, pero fue depuesto por los romanos. Él era el ex sumo sacerdote de mayor antigüedad, pero realmente dirigía el espectáculo. De hecho, cuando Jesús fue llevado en el Huerto de Getsemaní en Juan 18, inmediatamente lo llevaron a Anás, porque Anás era realmente el poder de toda la estructura en Israel. Era un saduceo. Ahora, él tenía un yerno llamado Caifás, quien fue nombrado sumo sacerdote por los romanos, y era tan malo como Anás.
Luego dice “Juan y Alejandro”. Ahora, es muy difícil saber quiénes son; no hay forma de saberlo. Pero es interesante que Anás tuviera cinco hijos. Uno de sus hijos se llamaba Jonatán, y algunos manuscritos leen Jonatán en lugar de Juan, así que podría haber sido su hijo. Y algunos dicen que Alejandro es una forma de Eleazar, y Eleazar es un hijo conocido de Anás. Así que, tal vez eran dos hijos de Anás, tal vez estamos metiéndonos demasiado en esto sin saberlo; eso, simplemente, no lo sabemos realmente. Pero, de todos modos, eran de la parentela del sumo sacerdote.
Todos se reunieron en Jerusalén. Ahora, se juntaron en su consejo y su Sanedrín, y trajeron a Pedro y Juan. Ahora, esto es difícil de aceptar para ellos, porque todavía no se han deshecho de Jesús, ¿lo ve? Él sigue siendo el problema. El versículo 7 dice: “Y cuando los pusieron en medio” —ahora, eso es interesante, porque generalmente se reunían en los recintos del templo, había un lugar interno llamado el Salón de las Piedras Labradas. Y se sentaban en un semicírculo, y veían al presidente, que se sentaba aquí afuera, y siempre metían al prisionero en el medio.
Entonces, cuando dice: “Los pusieron en medio”, eso le da una buena idea, incluso, de la imagen de Pedro y Juan están aquí, con un semicírculo de los 70, y el presidente detrás de ellos. Ahora, esto es muy emocionante. ¿Sabe qué acaba de hacer Dios? Dios les dio la maravillosa oportunidad de predicar ante el Sanedrín. Este es un buen ejemplo de cómo Satanás se excede. Satanás hace esto todo el tiempo. Se mete a sí mismo en problemas reales. A través de la persecución, abre caminos que de otra manera, nunca se abrirían.
¿Sabe que no había otra forma de que pudieran organizar una tarde para presentar el evangelio al Sanedrín? No había forma posible de predicarles a esos hombres, fuera de esta manera. Por eso digo que, en el diseño de Dios, someterse es la clave entera. Se sometieron y Dios los puso justo donde Él quería. Es algo fantástico. Dios les permite llevar su testimonio al propio Sanedrín. ¡Qué oportunidad! Y precisamente por eso debemos ser sumisos en la persecución.
En la persecución, si usted ha estado obedeciendo a Dios y es perseguido por causa de la justicia, entonces acéptelo, porque Dios tiene un propósito en ello, lo ve, que tal vez nunca se podrá cumplir de ninguna otra manera. Nuestra resistencia puede frustrar el plan de Dios si resistimos en el punto de la persecución. No había otra forma de que pudieran llegar allí. Y así, Satanás, en su oposición, se excedió a sí mismo, y como siempre, Dios tiene una forma de tomar los mejores esfuerzos de Satanás y convertirlos en Su gloria. Muy bien, entonces dice que una vez que los llevaron allí, hicieron la pregunta correcta.
Dios preparó el escenario de manera perfecta. “¿Con qué poder o en qué nombre han hecho esto?” Qué preparación; qué pregunta. De hecho, indica en tiempo lineal que siguieron preguntándoles. Seguían preguntándoles: “Vamos, vamos. Vamos, díganos”. Y tal vez Pedro estaba diciendo: “Bueno, no sé si deberíamos decir algo al respecto”. Y simplemente, esperó hasta que lo incitaron, y luego lo dijo. Eso es posible; no necesariamente cierto. Pero, de todos modos, seguían preguntándole, y dijeron, en primer lugar, “¿Con qué poder?”. En otras palabras, puede haber un desprecio en esa pregunta; ¿qué magia estás usando?
Pero la segunda pregunta, “¿En qué nombre?”, tiene que ver con qué autoridad. Un nombre representa autoridad; “¿En nombre de quién hacen eso? ¿Quién les da la autoridad para sanar a las personas y enseñar de la manera en que lo hacen?” Y así, hicieron una pregunta simple y directa; exactamente la pregunta que preparó el escenario para que Pedro predicara. Ahora, quiero que vea cómo su sumisión en este punto es la clave de todo.
Si nos sometemos en la persecución, nos encontraremos en el lugar donde Dios quiere que estemos. Escuche lo que Pedro dice. En 1 Pedro —y Pedro estaba allí, así que tal vez estaba reflexionando sobre algunas de estas cosas. 1 Pedro 4, versículo 12: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera” —Digo, está confrontando usted al mundo, seguro que va a enfrentar persecución.
“Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran gozo. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros; por ellos es blasfemado, pero por vosotros él es glorificado”. Como puede ver, en esto, Dios desea obtener gloria. Y me encanta el versículo 19: “Por tanto, los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien”. Solo diga: “Oye, Señor, me metiste en esto; aquí estoy. Mas vale que me cuides”, y Dios será glorificado en ello.
Y verá, si permite que esto suceda, y se somete a ello, entonces la gloria de Dios es una posibilidad. Segundo principio: al enfrentar la persecución, sométase a ella; en segundo lugar, sea lleno del Espíritu. Versículo 8: “Entonces, Pedro” —¿cuál es la siguiente palabra?— “lleno del Espíritu Santo, les dijo”. Ahora, como puede ver, la clave de cualquier cosa en la vida cristiana es el poder del Espíritu Santo, ¿verdad? Y Pedro, en este punto, se ha rendido al Espíritu de Dios. Es un aoristo pasivo. Indica, tal vez, que ya estaba listo, porque ya estaba lleno del Espíritu.
Ahora, hemos hablado tanto sobre la llenura del Espíritu. Si está confundido acerca de lo que esa doctrina tiene que decirle, puede obtener la grabación sobre Efesios 5:18, la de Hechos, capítulo 2, al principio, y tenemos una explicación allí. Pero permítame tan solo decir esto. Algunos han pensado que la llenura del Espíritu es una especie de trauma, o un tipo de experiencia de banco de lloro, o algo emocional. No lo es. La llenura del Espíritu no es el resultado de una oración prolongada. No es el resultado de una experiencia emocional. No es el resultado de algún tipo de actividad espiritual muy emocionante.
La llenura del Espíritu es simplemente cuando un creyente camina en obediencia a la Palabra y al Espíritu, ¿lo ve? Pedro ya había tomado los pasos para ser lleno del Espíritu, porque él era obediente. Él había predicado, y él se había sometido como Dios había traído la persecución, y eso estaba bajo el control del Espíritu, en ese momento. Por eso es un aoristo pasivo; ya se había hecho. Es simplemente sumisión, eso es todo.
Es: “Aquí estoy. Qué maravillosa oportunidad; me someto a ti, Espíritu. Haz lo que quieras hacer a través de mí”. La vida llena del Espíritu es simplemente eso; es ceder todo al pleno poder del Espíritu Santo que habita en nosotros. Todo cristiano tiene dentro de sí al Espíritu Santo. Él está allí para fortalecernos, y a medida que nos rendimos a Su poder, ese poder es liberado, y Pedro sabía que no hay forma que él pueda obtener la victoria sobre este problema, a menos que se rinda —ceda al Espíritu de Dios. Dice usted: “Bueno, si estuviera allí, probablemente me habría caído de miedo”.
Bueno, eso es posible. Pero en lugar de caer de miedo, Pedro simplemente apoyó todo su peso en el Espíritu Santo. No hay otra forma de obtener la victoria. Y amigos, en este punto, sin los otros cinco pasos hacia la victoria, Pedro ya tiene garantizada la victoria. Porque ¿qué? Si esta experiencia lo ha llevado a someterse al Espíritu de Dios, entonces es extra; ¿de acuerdo? Cualquier cosa en mi vida que me lleve a ser lleno del Espíritu es algo bueno, es una victoria, ¿no es así?
El segundo paso, Pedro ya ha obtenido la victoria, porque ¿sabe qué sucedió? Esta persecución vino, y lo acercó más al Espíritu de Dios. Eso es victoria. Estaba lleno del Espíritu. En este punto, todo esto lo había llevado al Señor, completamente cediendo a Su voluntad. Eso es victoria. Y le voy a decir algo, esto es lo que falta en la iglesia hoy en día. Por eso la iglesia no es victoriosa sobre su persecución, porque no se apoya realmente en el Espíritu de Dios.
Cuando alguien lo ataca a usted y lo persigue, se pone tenso, corre y se esconde, en lugar de mantenerse firme y rendirse al Espíritu, y decir: “¿Cuál es Tu designio? Me someto a esto”. Dice —tiende a retroceder, ya hace, “uh”, ya sabe. O si sabemos que hay algo ofensivo en nuestro evangelio, o algo ofensivo en lo que creemos, tendemos a eliminarlo, y hablamos en pequeñas cosas inocuas, pláticas religiosas, para no ofender a nadie.
Porque tenemos miedo, en lugar de decir de manera osada lo que sabemos que es lo correcto, y luego ceder al Espíritu de Dios y ver cómo Él opera, somos derrotados, en primer lugar, por no decir lo que sabemos que es la verdad, aunque ofenda. Porque si no ofende, más vale no decirlo, porque necesita ofender a las personas para mostrarles que tienen un problema. Pero después de eso, nos desmoronamos por el miedo y nos aseguramos de evitar el problema a partir de entonces.
Eso es algo al revés, pero cuando la iglesia está llena del Espíritu, entonces va a estar incómoda en el mundo, pero será victoriosa. Hoy en día, la iglesia está cómoda; no está llena del Espíritu, está derrotada. Pedro y Juan se encontraron fuera de sintonía con el patrón de creencia predominante. Chocaron fuertemente con él, y no huyeron ni se escondieron. Se quedaron allí, se sometieron, llenos del Espíritu, fueron victoriosos. Es mejor que esté fuera de sintonía con el mundo. Es mejor que marche al ritmo de un tambor diferente. Es mejor que sea una espina constante en el costado de alguien en el sistema. Es mejor que esté violando constantemente la sociedad egoísta, impía, inmoral, materialista e indulgente en la que vive, para que choque con ella; realmente no tiene razón para existir. Así que, ellos fueron sumisos y estuvieron llenos del Espíritu.
Y en tercer principio de la victoria es que audazmente —esto es maravilloso— lo utilizaron como una oportunidad. Esto es fantástico. Versículo 8: “Entonces Pedro, lleno del Espíritu, les dijo: Gobernantes del pueblo y ancianos de Israel, si hoy se nos interroga acerca del bien hecho a este hombre enfermo, de qué manera fue sanado, quede bien claro a todos ustedes y a todo el pueblo de Israel que por el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos” —lo cual, por supuesto, los coloca nuevamente en oposición a Dios, algo que él hace todo el tiempo —“por él, este hombre se encuentra aquí sano delante de ustedes”.
Hombre, eso es algo poderoso; aquí él va de nuevo. Lleno del Espíritu, utiliza la persecución como una oportunidad para un testimonio más audaz. En lugar de ser perseguido y luego callarse o desmoronarse, simplemente dice: “Bueno, déjenme decirles lo que estaba diciendo, para que lo entiendan claramente. Dije que Jesús es el Mesías y ustedes lo crucificaron. Y Dios tuvo que resucitarlo de entre los muertos”. Ahora, aparentemente en este mensaje, que solo tiene 92 palabras en griego, se encarnan todas las características de la predicación apostólica.
Lo tiene todo; la acusación de rechazo, la presentación de Jesús como el Mesías a partir de un texto del Antiguo Testamento, y luego una buena nota sobre la resurrección. Todo está ahí, e incluso tiene una invitación de cierre, en el versículo 12. Y en el versículo 9, él dice —él comienza a predicar en el versículo 8. En el versículo 9, dice: “Si hoy se nos interroga acerca del bien hecho”, ¿no es interesante? En otras palabras, él establece desde el principio que hay injusticia, porque ¿qué es lo que acaban de hacer? ¿Cómo lo llama allí en el versículo 9? Un bien hecho.
Se asegura él de que entiendan que están actuando injustamente. Él establece la injusticia de la persecución al afirmar que todo lo que habían hecho era un buen hecho. Ciertamente, no sería malo sanar a un hombre cojo, ¿verdad? Si usted quiere saber de qué se trata, versículo 10: “Quede bien claro a todos ustedes” —y luego anuncia— “y a todo el pueblo de Israel, que por el nombre de Jesucristo de Nazaret” —y puede ver ahí cómo se ponen, ugh, ya sabe— “a quien ustedes crucificaron” —y luego comienza la ira a fermentar— “a quien Dios resucitó de entre los muertos, este hombre se encuentra aquí delante de ustedes sano”.
Ahora, eso es audacia, amigos. Digo, él colocó su cabeza en la guillotina. Él puso su vida en peligro. En la misma ciudad del enemigo, proclama a Cristo vivo a aquellos que lo mataron. “Su propio Mesías hizo esto, Jesús de Nazaret, a quien ustedes mataron y Dios resucitó”. Y siempre los pone en contra de Dios, porque siempre pensaron que estaban conectados con Dios. ¿Lo ve? Él siempre hace eso. Y así, incluso en presencia del Sanedrín, él no retrocede en absoluto en la resurrección. No retrocede en absoluto en el juicio de Israel por ejecutar a Cristo.
Permítanme darles un principio. Nunca, nunca, nunca acomoden el evangelio eliminando lo que ofende a alguien. Ustedes necesitan enfocarse en lo que los ofende a ellos; ese es el punto. Y entonces, Pedro no retrocede, y ellos sabían que eran hipócritas espirituales, y el temor persistente de que tal vez Él fuera el Mesías debió haber comenzado a comerlos por dentro. Y luego, como si cavara un agujero más profundo para ellos, dice esto. En el versículo 11, él cita el Salmo 118:22, directamente de su propia profecía.
Porque su pregunta era: “Bueno, si este es el Mesías, no estaría muerto y traído de regreso. No vemos eso”. Y así, cita: “Esta es la piedra que despreciaron ustedes los constructores, y que ha venido a ser la principal piedra del ángulo”. “Saben, su propio Salmo 118:22, dijo que habría una piedra que sería la piedra angular, pero los constructores la rechazarían, pero sería traída de vuelta para ser la piedra principal del ángulo. Esa es una profecía de la muerte y resurrección del Mesías. Está ahí mismo. Lo tienen todo”.
Los edificios tenían piedras angulares. De hecho, han encontrado algunas del templo original, o uno de los templos, debería decir, que mide 38 pies de longitud. Corrían hasta las esquinas. Eran cosas tremendas. Y una que no era perfecta sería desechada, porque todo lo demás sería imperfecto hasta arriba. Tenían que tener una piedra angular perfecta. Y así, la profecía simplemente dice que Jesús será la piedra angular, pero los constructores la rechazarían, pensando que era imperfecta, pero Dios la traería de regreso y la convertiría en la piedra angular.
Eso es exactamente lo que sucedió con Jesús. Lo desecharon. “Esa no es nuestra piedra angular”. Dios lo resucitó de entre los muertos y lo volvió a poner, creando un nuevo templo —Efesios 2:20— la iglesia. Y en Mateo 21:42, nuestro Señor incluso afirmó ser esa piedra. Y en Romanos 9:31 al 33, Pablo dijo que Él era esa piedra. Y luego su invitación viene poderosamente en el versículo 12: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
La gente siempre dice: “Bueno, puedes ser salvo de muchas maneras”. Estábamos en Israel, subimos a Haifa, y tienen el Templo del Bahaísmo ahí, y tiene nueve puertas a Dios: el mahometismo, el confucianismo, el budismo, todo tipo de “ismo” que hay. Y eso no es cierto; no hay nueve puertas a Dios. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre” —¿qué?— “sino por mí”. No hay otro nombre. No hay salvación en ningún otro. No hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.
Y Pedro está diciendo, de hecho: “Miren, si no se vuelven a Jesús, serán condenados. No hay otra manera”. La gente siempre acusa a los cristianos de ser estrechos. No somos estrechos, amigos; no más estrechos que la palabra de Dios. Desafortunadamente, la palabra de Dios es el libro más estrecho jamás escrito. Siempre es correcto y nunca está equivocado, y cualquier cosa que lo contradiga está mal. Solo es en Su nombre. Les dijeron —le dijeron: “¿Quién sanó a ese hombre?” Y él dijo, “Jesús lo sanó”. Y usa la misma palabra para sanar al hombre que se usa cuando dice que lo hizo bien.
¿Cómo hiciste esto? — al final del versículo 9. “¿Qué significa que está bien?”, es la misma palabra que salvación; y así hay un juego de palabras. Este hombre fue sanado físicamente por Jesús, y nunca será sanado espiritualmente, a menos que sea por Él. Él es el único camino. No hay salvación en ningún otro. La palabra salvación significa liberación del pecado. Ningún otro nombre, ningún otro nombre. Cierro con esto, muy rápidamente. En febrero de 1959, en el Polo Sur, 17 hombres en la operación Deep Freeze Número Cuatro, tomaron su tiempo libre y construyeron una capilla de 16 pies cuadrados. Y en esa capilla pusieron un letrero, llamado La Capilla de Todas las Religiones. La estructura contenía un altar, sobre el cual tenían una imagen de Jesús, un crucifijo, una estrella de David y una hoja de loto que representaba a Buda. La inscripción en la pared decía: “Ahora se puede decir que la tierra gira en torno al punto de la fe”. Recientemente, se dedicó un altar de todas las religiones en una universidad, se llama centro interreligioso, en una de las universidades del medio oeste. El altar gira. Uno es para protestantes, uno para católicos, uno para judíos, y luego hay uno misceláneo que se adapta a cualquier religión.
Eso es exactamente lo que la Biblia dice que está tan mal. Hubiera sido muy fácil para Pedro y Juan murmurar pláticas inocuas sobre la religión y ganarse las sonrisas de todos, y la primera iglesia hubiera sido inmediatamente absuelta del odio del mundo por una visión razonable, amplia y degradante de Jesucristo. Pero no fue así, no fue así. Aquí está. Sea sumiso, sea lleno del Espíritu y úselo audazmente como una oportunidad para predicar el evangelio. Esas son las primeras tres formas de ser victorioso sobre la persecución. Oremos.
Padre, Te agradecemos esta mañana por enseñarnos a partir de Tu Libro las verdades que quieres que aprendamos. Séllalas en nuestros corazones y úsanos para Tu propósito. Te daremos la gloria y la alabanza por ello, en el nombre de Jesús. Amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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