Fue hace unos cuantos años atrás, quizás hace unos de años atrás que, me comentaron que ya habían pasado varios años desde que habíamos visto el corazón del libro de Romanos, capítulos 3, 4 y 5. Y se me sugirió, en ese momento, que regresar a ese texto podría ser una bendición maravillosa para las personas en la iglesia que no han hecho eso. Y tenemos tantas personas nuevas, y este es el corazón del evangelio y ciertamente esa fue una sugerencia muy importante. Dadas las otras cosas en las que estábamos involucrados, tomó varios años llegar a esto, pero hemos llegado aquí esta noche y con gratitud. Así que abra su Biblia, si es tan amable, en Romanos, capítulos 3, y quiero comenzar a leer el versículo 9 y básicamente leer hasta el versículo 20. Romanos, capítulo 3, versículos 9 al 20.
“¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. “Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan hubo. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos”.
“Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. Es universalmente verdad que a la gente le gusta verse a sí misma como buena. Básicamente este no es el testimonio de la Escritura. El testimonio de la Escritura es que, de manera inequívoca, la raza humana en su totalidad es mala; como de manera coloquial se nos dice en la actualidad, “mala hasta la médula, corrupta hasta médula”. Los hombres viven con culpabilidad consecuente de su impiedad. No les gusta, no quiere enfrentarla; tratan de eliminarla al adaptar un tipo más cómodo de moralidad o al callar su conciencia que clama.
Hace algunos años atrás, un psicólogo lo dijo de esta manera: “Uno de los ejercicios más dolorosos y que más energía y tiempo consumen en la experiencia humana es la culpabilidad. Puede arruinar tu día o tu semana, o tu vida si lo permites. Se aparece como una moneda mala cuando haces algo deshonesto, dañino, egoísta, corrupto, o raro. No te preocupes que fue el resultado de la ignorancia, torpeza, pereza, falta de consideración, carne débil o pies de arcilla, lo hiciste mal y la culpabilidad te está matando. Demasiado malo. Pero debes estar seguro de que la agonía que sientes es normal. Recuerda, la culpabilidad es un contaminante, no necesitamos más de él en el mundo". Y con esta última afirmación, el artículo terminó sin una solución para deshacerse de ello.
Realmente no nos gusta. Reconocemos que nos gustaría que pudiéramos deshacernos de ella, pero, ¿cuál es el medio para aliviarnos de la culpabilidad? Y más importante que vivir con culpabilidad es vivir con la realidad del juicio divino futuro. La culpabilidad en un sentido, es aquello que nos imponemos sobre nosotros mismos, y eso ni siquiera se acerca a ser tan mortal como aquello que Dios impondrá sobre nosotros. En este mundo podemos hacer que nuestra vida sea miserable por la culpabilidad, pero Dios hará que nuestra vida en el mundo que sigue sea miserable mediante el juicio.
El pecado entonces produce una miseria en esta vida, y una miseria infinita y eterna en la vida venidera. La gente trata de enfrentar su culpabilidad de muchas maneras: alcohol, drogas, algunas veces suicidio, cualquier tipo de diversión terrenal. Pero al final, es muy difícil de evitar porque, según Romanos, capítulo 2, todos los seres humanos tienen una ley escrita en sus corazones: la ley de Dios escrita en el corazón de todo pecador. No sólo tienen un sentido moral que es parte del ser humano, como los otros sentidos: ver, y oír, y oler y degustar; existe este sentido de lo que es correcto y este sentido de lo que está equivocado. Que es parte de la raza humana entera.
Pero además de que esa ley moral esté escrita en nuestros corazones, Romanos, capítulo 2, dice que también tenemos un mecanismo llamado a la conciencia. Y la conciencia es activada cuando violamos esa ley moral que es escrita en nuestros corazones que nos acusa, y nos acusa. Realmente es un regalo de Dios, la conciencia, porque es un mecanismo mediante el cual Dios nos advierte de que estamos viviendo en violación de su ley, lo cual tiene consecuencias en esta vida inclusive más consecuencias en la vida venidera. Somos culpables porque somos pecaminosos. No sentimos culpables porque debemos sentirnos culpables. Hacemos que la vida sea miserable para nosotros mismos por nuestro pecado.
Como Séneca lo dijo, hace muchos años atrás, "toda persona culpable de su propio ejecutor". Y nos colocamos, por así decirlo, ante el lugar de juicio, la posición de juicio delante de Dios debido a nuestro pecado, sin embargo, somos dejados a nosotros mismos, incapaces de hacer algo para remediar el problema.
Y como le acabo de leer, el mundo entero, según el versículo 19, es responsable ante Dios. Y aunque los gentiles y la raza humana entera tiene una ley escrita sus corazones, y los judíos, él dice en el capítulo 2, tienen la ley de Dios escrita en la Escritura, en ninguno de los dos casos, ni para el científico la ley escrita en el corazón o para el judío o la ley escrita en papel, no tienen la capacidad de sacarse de esa condición pecaminosa por sí mismos, liberarse a sí mismos de la culpabilidad en esta vida o del juicio horrendo en la vida venidera, como el versículo 20 dice: “Porque por las obras de la ley, ningún ser humano será justificado ante él”. No tenemos la capacidad de cambiar la condición pecaminosa en nosotros mismos. No hay manera en la que podamos hacer eso.
Ahora, antes de que entremos al capítulo 3, versículo 9, Pablo ya ha estado tratando con la culpabilidad de todos los hombres. Él nos ha dicho este punto: si usted estudió la primera elección en el libro de Romanos, usted estaría plenamente consciente de todos los hombres son inmorales. Todos los hombres son inmorales, todos los hombres son pecaminosos, todos los hombres son culpables —culpabilidad legítima— por su pecado. Sienten el peso de esa culpabilidad y están bajo el juicio de Dios. Algunos pecadores culpables son más morales que otros. Algunos son más religiosos que otros. Hay gentiles paganos, y hay judíos religiosos.
Desde el punto de vista de moralidad y religión, diríamos que los judíos que siguen las prescripciones del Antiguo Testamento son más religiosos y más morales que los paganos externamente abiertos, pero no tienen más capacidad de esos paganos para arreglarse a sí mismos; no tienen más poder, no tienen más capacidad de aliviarse a sí mismos de la culpabilidad del pecado mediante algún esfuerzo propio para escapar del juicio eterno.
Ésta es la verdad medular del evangelio cristiano: Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Nadie escapa.
Ahora, cuando Pablo llega al capítulo 3 y al versículo 9, él presenta su argumento final acerca de la pecaminosidad de toda la humanidad. Y es un argumento clásico presuposicional. Él podría haber dicho que el pecado es una realidad porque la muerte es una realidad, y ese es un argumento válido. “La paga del pecado es muerte”. Y toda persona muere; por lo tanto, toda persona es un pecador. Y él presenta ese argumento. Él puede hablar desde el punto de vista de juicios pasados por parte de Dios, como Dios ahogando al mundo entero, un juicio masivo, incalculable.
De hecho, mencioné esto en la conferencia de pastores, y alguien me dio un pequeño correo electrónico de alguien que dijo que yo había dicho que entre 10 a 100 millones, no tenemos idea, alguien quería corregirme y decir por lo menos fueron 6,000 millones de personas murieron en el diluvio. Tengo que investigar, quizás, en el futuro si en el cielo nos importa, hablar de asuntos del juicio, lo cual es poco probable.
Pero el mundo está bajo este tipo de pecaminosidad masivo. Usted podría hablar desde el punto de vista de la historia y del juicio. Podría hablar punto de vista de la muerte que viene a todos los hombres. Pero el argumento más fuerte y más grande para la pecaminosidad del hombre es la Escritura. La Escritura, la Palabra de Dios. ¿Qué es lo que Dios tiene que decir? Y eso es precisamente lo que usted tiene en los versículos 9 y en adelante. Usted observará en su Biblia que hay un cambio de formato cuando usted llega al versículo 10. La sección que comienzan el versículo 10 es presentada con las palabras “como está escrito”, y esa es una referencia a la Escritura. Y usted tiene después una serie de afirmaciones que va desde el versículo 10 hasta el versículo 18. Cada una de estas es una cita del Antiguo Testamento.
Entonces, este es Dios hablando mediante su revelación divina en la Escritura acerca de la pecaminosidad del pecado. Este es el Coup de Grâce. Usted podría hablar desde punto de vista de la historia; desde el punto de vista del juicio; desde el punto de vista de la razón; desde el punto de vista de la conciencia. Pero el argumento más grande es el argumento de la Escritura, porque aquí está la Palabra de Dios. Entonces, este es el pináculo de la presentación de Pablo en el cual él llama a Dios para que le hable a todo el mundo, en cierta manera ascendiendo hasta la cumbre y viendo el panorama y resumiendo todo lo que él ha dicho, pero ahora en términos estrictamente escriturales. Poderoso; es convincente.
Ahora, el paradigma aquí, o la tesis, si le gusta esa palabra, es uno legal. Es un tono de juicio. El procedimiento, en las palabras de Pablo aquí, es judicial. Los términos de una corte este es un juicio. Tiene una presentación, tiene una acusación y tiene un veredicto. Comencemos con la presentación. En este juicio, la raza humana entera es traída ante el juicio eterno. La presentación aparece en el versículo 9, “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado”. “¿Qué pues?” Simplemente significa, ¿cuál es el caso? ¿Cómo debemos entender la situación? Ahora recuerde, en los versículos anteriores, Pablo ha mostrado que los gentiles sin la ley son culpables delante de Dios, y los judíos con la ley también son culpables delante de Dios. El mundo entero es culpable delante de Dios, judío y gentil, y en sí mismos no tienen capacidad de remediar la situación.
Ahora aquí él dice: "¿Qué pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos?" ¿A quién se refiere aquí el "nosotros"? Él ya hablado de los judíos. Él ya ha hablado de los gentiles. Él ha dicho que los gentiles tienen la ley de Dios escrita en sus corazones. Los judíos tienen una ventaja, capítulo 3, versículo 1. De hecho, tienen una gran ventaja, versículo 2, porque a ellos se les encomendaron las palabras de Dios: La Escritura. Entonces, no sólo tiene la ley de Dios escrita su corazón, sino que tiene la ley de Dios escrita en letras. Entonces, él ya ha tratado con los judíos, y él ha tratado con los gentiles.
Entonces, ¿quién es este "nosotros"? Debe ser alguien diferente de los judíos y alguien diferente de los gentiles. Y creo que la mejor respuesta es Pablo y sus lectores. Es Pablo y sus lectores. Creyentes en Roma, y sus compañeros; ese es el "nosotros". El usa "nosotros" de regreso en el versículo 8, "Se habla mal de nosotros", hablando de acusaciones que fueron usadas en contra de él. Entonces, yo creo que el "nosotros" se está refiriendo a Pablo y a los creyentes. Y él simplemente está diciendo: "Debido a que somos creyentes, debido a que somos salvos, debido a que le pertenecemos a Dios, ¿de alguna manera somos mejores que el resto del mundo? ¿Acaso esta realidad que disfrutamos, llamada salvación, es un resultado de que seamos mejor que el resto de la gente? Ese, creo yo, es su argumento aquí.
Él está diciendo: "Debido a que somos creyentes, ¿por lo tanto de alguna manera somos más dignos? ¿De alguna manera somos mejores que aquellos que son condenados? ¿Somos diferentes? ¿Somos especiales?" Y la respuesta es muy clara. "En ninguna manera" —versículo 9, “ou pantōs”— en absoluto no. No en todo sentido. "No somos mejores, pues ya hemos acusado judíos y a gentiles que todos están bajo pecado", y nosotros somos judíos o gentiles, griegos o gentil, siendo el mismo.
Ya hemos probado, ya hemos establecido el hecho de que los judíos y los griegos todos están bajo pecado. Eso quiere decir, que la raza humana entera está condenada delante de Dios. Y eso inclusive se aplica a Pablo, sus compañeros y cristianos; le pertenecen a la misma familia maldecida por el pecado. Todos estamos bajo el pecado —“hupó”, preposición, bajo— refiriéndose a bajo el pecado del pecado, bajo el dominio del pecado hasta cierto grado, bajo la autoridad del pecado, bajo el control del pecado. Es bueno para nosotros recordar que aunque somos cristianos, el hecho de que somos cristianos no es un resultado de que nuestras propias vidas sean de alguna manera mejores, de alguna manera más dignas, de alguna manera, más agradables a Dios, de alguna manera más justas o aceptables.
En un estado sin Cristo, todos somos iguales. Estamos bajo el control, el mando, el dominio, la autoridad del pecado. Estamos bajo el poder del príncipe de la potestad del aire, Efesios 2. Somos hijos de ira, y todos somos iguales. Entonces, esa es la presentación. Todos somos llamados a la corte, y se presenta esto que se aplica a todos nosotros. La presentación está completa. Pablo trae a la raza humana entera ahí, judío y gentil, y simplemente porque usted ahora es salvo en Cristo no significa que de alguna manera ha escapado de la realidad de la pecaminosidad de la humanidad. Todos somos iguales. Todos podemos ser traídos ante el juicio en la corte del Dios santo, y se presentan los hechos ante el Todopoderoso como aquellos, sin excepción, todos que somos pecadores culpables. Por cierto, no dejamos de ser pecadores culpables, simplemente porque hemos sido salvados. Todavía somos pecadores culpables.
De la presentación pasamos a la acusación. Y la acusación entonces, viene en el versículo 10. Se presentan aquí los hechos contra nosotros, la acusación específica es clara, precisa. Y, por cierto, es fácil verificarlo en la experiencia humana. Aquí está el testimonio de la doctrina de la pecaminosidad universal de los hombres, y es el testimonio de Dios mismo, porque, como dije, cada una de estas afirmaciones es tomada del Antiguo Testamento.
Aquí hay trece acusaciones presentadas en contra de los hombres aquí. Trece. Cuatro veces la palabra "ni uno" es usada; tres veces la palabra "todos" es usada.
Entonces, esta es una lista que abarca a todos. Nadie se escapa de la acusación. La lista, entonces es, una colección de citas del Antiguo Testamento. Por cierto, ese era una estrategia rabínica muy común. Era llamada una “charuz”, la cual literalmente significa un hilo de perlas. Y los rabinos unían perlas de verdad, encajaban la una con la otra. Y aquí usted tiene estas perlas que van de la mano al darnos Escrituras del Antiguo Testamento que constituyen un collar entero, por así decirlo, de acusación espiritual. Comienza entonces, "Como está escrito", una frase muy conocida del Nuevo Testamento que hace referencia al Antiguo Testamento. Nuestro Señor la usó, recordará usted, cuando Él fue tentado por Satanás. Y cuando Satanás vino tras Él, Él dijo tres veces: "Escrito está; escrito está, escrito está", y después citó el Antiguo Testamento.
También está en lo que llamamos el tiempo perfecto en el griego. Si usted recuerda su gramática en inglés, podrá recordar lo que eso significa: Es el tiempo perfecto lo que identifica algo que sucedió en el pasado, en el tiempo pasado, con efectos continuos con importancia continua. Entonces, podríamos leerlo de esta manera: "Ha sido escrito; ha sido escrito y continúa siendo verdad". Esa es una perspectiva de tiempo perfecto de la Escritura: "Ha sido escrito; fue afirmado como verdad; y continúa siendo verdad”. Si usted dijera que algo está en, dijéramos, el tiempo aoristo o el tiempo imperfecto, podría mantenerlo en el pasado. Si usted lo presenta en tiempo perfecto, en el idioma griego lo hace permanente, "fue dicho, y continuamente es verdad". El tiempo perfecto, entonces, hace permanente lo que es dicho. La Palabra de Dios entonces, ha sido establecida para siempre en el cielo. Entonces, esta es la Palabra de Dios acerca del pecado del hombre y la condición de pérdida total y absoluta del mundo.
Ahora, conforme dividimos la acusación, la dividimos en tres partes: esencia, conversación y conducta. Cómo es usted en el interior, lo que usted dice y lo que usted hace, esos serían los tres aspectos de la conducta que podrían ser presentados como la acusación. Y supongo que usted podrá decir en términos médicos, es una evaluación completa del pecador, comenzando con los rayos X. Va usted al interior y ve la esencia, versículos 10 al 12. Y encontramos aquí que el hombre es pecaminoso en la médula, en el corazón, en el espíritu, en el alma. "Engañoso es el corazón —dijo Jeremías, capítulo 17— más que todas las cosas, y perverso".
Entonces, usted tiene aquí una serie de afirmaciones negativas describiendo la esencia, la naturaleza de todos los hombres. Usted se va a conocer así mismo aquí. Primero, en el versículo 10, "No hay justo, ni aún uno", tomado del Salmo 14, "No hay justo, ni aún uno". Justicia simplemente significa correcto, justo, bueno. La justicia también, podría añadir, simplemente como comentario al margen, es el tema, en muchas maneras, del libro entero de Romanos. La palabra aparece, en una u otra forma, por lo menos 30 veces.
Entonces, este libro trata de cómo estar bien con Dios, cómo ser bueno en el sentido de que lo hace aceptable a Dios, cómo ser declarado justo delante de Dios. Y aprendemos, desde el principio, que no hay justos, no sea que alguien vaya a decir: "Excepto por mí", el Espíritu Santo dice: "No, tú no. Ni aún uno”. Esta justicia es verdadera únicamente de Dios.
No hay justo, ni aún uno, y nadie puede hacerse a sí mismo justo. Usted tiene la misma palabra, traducida en el versículo 20 como justificado. Es la misma palabra como justo, misma raíz. Y dice: "Ninguno será justificado o hecho justo a Sus ojos por las obras de la ley”.
Entonces, nadie es justo, y nadie, por sí mismo, puede volverse justo. Para desglosarlo un poco, nadie es capaz de agradar a Dios de manera plena. Nadie puede guardar el estándar de Dios. Nadie puede llegar al nivel de Dios de bondad aceptable. Nadie puede ser moralmente perfecto. Nadie puede ser santo. Y ese es el estándar de Dios.
La Escritura dice: "Sed santo, porque yo soy santo”. Repetido, repetido, repetido en el libro de Levítico, y repetido una vez más en el Nuevo Testamento, "Sed santo, porque yo soy santo”, Pedro dice, con las palabras de Jesús, "Sed pues vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Pero nadie es perfecto. Nadie es santo, nadie es justo, y nadie tiene la capacidad de alcanzar eso.
Ahora, hay una bondad relativa humana. Esto quiere decir, que no toda la gente es tan mala como el resto de la gente, y no toda la gente es tan mala como es posible ser malo. Existe, en la bondad de Dios, suficiente gracia común en el mundo para ser de la gente buena a nivel humano. Entonces, hay un tipo de bondad humana que los teólogos les gusta llamarla bien malo. En otras palabras, son personas malas siendo buenas. Pero no es bueno-bueno; es un bien malo, porque su motivo es algo menos que la gloria de Dios. Nadie manifiesta la santidad perfecta de Dios ni su justicia perfecta. Nadie cumple con el estándar.
De hecho, en la civilización antediluviana Dios dijo que Él iba a ahogar al mundo entero porque lo único que vio continuamente en el corazón del hombre fue maldad. ¿Acaso eso significa que nadie jamás hizo algo bueno? ¿Acaso eso significa que las mamás no amaron a sus hijos? ¿Acaso eso significa no alimentaron a los pobres? ¿Acaso eso significa que no hicieron actos de bondad humana? No. Simplemente significa que no había uno cuyo corazón fuera justo. Era imposible; todavía lo es. Nadie cumple con el estándar.
Después, en el versículo 11, tenemos un segundo elemento de la acusación del corazón. "No hay quien entienda". No hay quien entienda. Eso es tomado del Salmo 14:2, Salmo 53:3. El hombre no tiene una percepción verdadera de la realidad divina. Él no sabría lo que la bondad es en su perfección plena. Él no tiene una comprensión correcta de Dios. Expresado en las palabras de Pablo, en 1 Corintios 2:14 , "El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura". Es incomprensible para el pecador lo que en realidad es la justicia de Dios. Romanos 8: 5, "Aquellos que viven según la carne piensan conforme a las cosas de la carne, aquellos que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente que está en la carne muerte; la mente que está en Espíritu es vida y paz".
Después esto: "Porque la mente puesta en la carne es hostil hacia Dios; y no se sujeta a la ley de Dios; y tampoco puede". No entiende; no puede entender. No puede comprender.
Simplemente para extenderles un poco más y colocarlo en la zona práctica en donde usted debe entender esto, existe en el corazón de toda persona, de toda persona no convertida, ignorancia de Dios, la verdad acerca de Dios. Escuche, la ignorancia de un entendimiento verdadero de su Palabra; pero más que eso, hostilidad hacia ello de lo cual él es ignorante. Dicho de otra manera, existe una hostilidad básica en todo pecador hacia Dios que se manifiesta a sí misma en hostilidad hacia la Biblia.
Hágase usted la pregunta, ¿por qué existe una hostilidad universal como la que hay en contra de la Escritura? Es porque los pecadores todos son ignorantes de Dios, y llevando eso inclusive a un nivel más profundo, son enemigos de Dios, y hay una hostilidad básica hacia la Biblia que es verdad de todos los no cristianos. Son ignorantes, y en su ignorancia, son incapaces de entender y no les gusta lo que entienden. Ahora, los hombres tienen algunas capacidades naturales para entender algunas cosas en la Escritura. Pero cuando hablamos de su acusación debido a su pecaminosidad y la justicia de Dios, y la gloria del evangelio, y la falta de esperanza de las obras y el esfuerzo personal y todo eso, son hostiles hacia esto.
El Apóstol Pablo, al escribirle a los Efesios, expande nuestro entendimiento de esto. Él dice acerca de los no creyentes: “Andan conforme a la vanidad de su mente". Andan en el vacío de su mente. Andan en la vaciedad de su mente. Romanos 1 dice: "Profesando ser sabios, realmente se hicieron necios”. Y después él dice: "Teniendo —versículo 18— el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios debido a la ignorancia que hay en ellos debido a la dureza de sus razones, y se han vuelto libres y se han entregado a la inmoralidad para practicar todo tipo de impureza con avaricia".
Entonces usted, toma la acusación es la de aquí y después va a Efesios 4:18, "Son ignorantes; tienen mentes vacías cuando hablamos de entender a Dios, sus mentes están entenebrecidas”, de nuevo un participio de tiempo perfecto para mostrar que esta es una realidad que llegó a existir cuando nacieron y continúa siendo igual. Están alejados de la vida de Dios. No conocen la verdad de Dios porque no pueden conocer a Dios. Están ciegos; no tienen capacidad alguna de comprender debido a su ignorancia profunda. Y aunque siempre están aprendiendo, nunca llegan al conocimiento de la verdad.
Además, él dice, siguiendo ahí en Romanos, capítulo 3, "No hay quien busque a Dios". No hay quien busque a Dios. No conocen a Dios; son ignorantes, son malos; no buscan a Dios.
Dice usted: "Espera un minuto. ¿Acaso la Biblia no dice que el que busca encuentra, en Mateo 7? ¿Acaso Hebreos, no dice que Él es galardonador de los que le buscan? ¿Acaso no dice en Isaías que si no buscamos con todo nuestro corazón lo vamos a encontrar? ¿Es eso contradictorio? No, no. Dicho de manera simple el hombre de manera natural no busca a Dios.
De hecho, Romanos, capítulo 1, versículo 21, dice exactamente lo opuesto: "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y convirtieron la gloria del Dios incorruptible en imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Y Dios los entregó a la sexualidad perversa, homosexualidad, y una mente reprobada”.
Entonces, lo que conocían de Dios, no un conocimiento salvador, sino lo que les era perceptible mediante la creación, el poder de Dios, lo que era perceptible para ellos por la ley escrita en sus corazones, la moralidad de Dios, fue el límite de ello. Y cuando vieron el poder de Dios y la moralidad de Dios, huyeron de ellos. Esa es la historia de la humanidad. El único momento en el que el pecador llega a buscar a Dios es cuando Dios primero busca al pecador.
Juan 6 dice: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere”. Pero esta realidad no es el concepto que aquí está siendo expresado. Cuando dice aquí: “No hay quien busque a Dios”, realmente no está hablando de un tipo de búsqueda de salvación, ese no es el punto. Significa que el centro de nuestra vida no es Dios. Eso es lo que está diciendo. Nadie está viendo la vida, por así decirlo, para honrar a Dios, para glorificar a Dios, para hacer que Dios sea el enfoque de su vida. Nadie realmente desea la manifestación completa de la gloria de Dios y todas sus perfecciones maravillosas como el objetivo dominante de su vida. Nadie de manera natural adora a Dios, anhela que su majestad soberana sea mostrada. Nadie de manera natural quiere alimentarse de su verdad, vivir en su presencia, obedecer sus mandamientos, orarle a Él, confiar en Él para todo y declarar su alabanza. Eso es lo que está diciendo.
Lo opuesto del Salmo 16: 8 y 9, en donde David dice: "A Jehová el puesto siempre delante de mí". Esa es la perspectiva del santo; esa es la perspectiva del creyente; que busca a Dios en todo, no sólo en un sentido salvador, sino que busca el honor de Dios, la gloria de Dios, la alabanza de Dios. Así no es como los hombres viven. Son sus propios dioses. Y si es necesario, inventan dioses a partir de su propia mente, ayudados por los demonios. Pero, de manera natural, no colocan a Dios en el centro de sus vidas. Inclusive la gente religiosa. Es un Dios de su propio invento, no el Dios vivo y verdadero.
Entonces, esta es una condición desesperada. No hay justo. No hay quien entienda. Sus mentes están oscurecidas, entenebrecidas, vacías, y no hay ni uno que se enfoque en Dios, que busca el honor y la gloria de Dios en toda la vida. El versículo 12 entonces regresa al Salmo 14 y recoge algo del versículo 3, "Todos se desviaron”, o,ss dicho de otra manera, todos se han salido del camino, o de la vereda, sin excepciones, todos se han desviado. Todos se han desviado del camino, cegados por el pecado a la verdad, sin interés en particular en la gloria de Dios. Todos se han desviado por sus concupiscencias y deseos, se han salido del camino de la verdad, se han salido del camino de la salvación.
Literalmente se han desviado —“ekklinō”, eso es exactamente lo que significa. Han huido, por así decirlo. Es usado de huir de animales salvajes. En un uso, en el griego clásico, el verbo fue usado por Polibio para un grupo de soldados que dieron la vuelta y huyeron en confusión en medio de la batalla; desertores. La raza humana entera desertó del camino de Dios. La raza humana entera ha desertado del camino de la verdad. Isaías 53:6 dice: "Nos hemos descarriado, y cada cual se fue por su camino".
Hay más. Regrese de nuevo a la siguiente afirmación en el versículo 12, "A una se hicieron inútiles juntos"—colectivamente, sin excepciones, inútiles. El equivalente hebreo de esta palabra es usada de leche que se ha agriado. ¿Qué hace usted con eso? La tira. La raza humana está echada a perder. La raza humana no puede servir su función. La raza humana está echada a perder y corrupta y no sirve para nada más que para ser tirada. Como sal sin sabor, o fruta echada perder, o leche que se ha echado a perder, no tienen más valor; no sirven para nada.
Homero usa esta palabra en la Odisea para referirse a la risa sin sentido de un torpe. Y, por cierto, el Salmo 14:3 añade que el hombre es sucio. Oh, la lectura al margen apesta, está podrido, listo para ser desechado. Y esto es una antropología bastante interesante, ¿no es cierto? Dudo que esto es lo que les dicen en su clase de antropología en UCLA acerca de cuán maravilloso es el hombre, cuán noble es el hombre, y como él ha ascendido a lo largo de las cadenas de la evolución para llegar al ápice. Cuando la realidad del asunto es, que él por definición, es vil, escrita por Dios mismo. Versículo 12, de nuevo, "No hay quien haga lo bueno", igual que el versículo 10: "No hay justo, ni aún uno". Esta es otra manera de decirlo: "No hay quien haga lo bueno; no hay ni siquiera uno".
Y la palabra para bueno aquí, esto, por cierto, es tomado del Salmo 53:3, esta sección entera se mueve entre el Salmo 53 y el Salmo 14, la palabra tiene que ver con bondad moral. Éste es la sexta acusación aquí condenando quién es el hombre. Él no hace nada que sea bueno de manera genuina. Algo de la naturaleza del hombre, aquí está su antropología bíblica, el hombre es malo, ignorante, rebelde, se ha desviado, es inútil. Y podríamos apilar algunos adjetivos que lo podría hacer inclusive peor: corrupto hasta la médula misma. Y recuerde, esto es universal. Esto es verdad de los judíos y los gentiles. Esto es verdad inclusive de los creyentes. Entonces, la naturaleza es definida.
En segundo lugar, la conversación. De la abundancia del corazón, ¿qué sucede? Habla la boca; entonces podemos aprender mucho del corazón al escuchar la boca. Y aquí, en los versículos 13:14, Pablo cita del Salmo 5:9; Salmo 140, versículo 3; Salmo 10, versículo 7. Y aquí, él ahora está preocupado por la boca. Por cierto, Santiago 3:3-10 habla de que la boca es como un incendio de fuego esparciendo corrupción por todos lados. Proverbios 10:32 dice que: "La boca del impío habla perversidades”. Proverbios 15:2, "La boca de los precios derrama necedad". "La boca de los impíos —versículo 28— derrama malas cosas". Entonces, Pablo presenta la conversación del hombre, la cual es tan reveladora de su naturaleza, su esencia. Su naturaleza puede estar cerrada hasta que él abre su boca. No toma mucho tiempo. Versículo 13, "Sepulcro abierto de su garganta".
Esto es del Salmo 5:9, "Sepulcro abierto es una tumba abierta". Eso, francamente, es lo que llamaríamos un retrato horrendo. Nada es más abominable, en el mundo antiguo, que una tumba abierta que apesta, un cuerpo que está en estado de descomposición despidiendo su olor insoportable y terrible. Y aquí no estamos hablando de mal aliento; aquí estamos hablando de algo mucho más profundo que eso. La tumba está abierta, y de nuevo, es un participio perfecto, y se queda abierta. Lo que sale, del interior de la boca, es la misma realidad putrefacta, corrupta, que acaba de ser descrita como la esencia, la naturaleza. El alma de un hombre está muerta en delitos y pecados, y el cadáver en estado de descomposición que apesta emite un olor sucio, horrendo a través de la boca y la forma de las palabras.
Entonces, "con sus lenguas siguen engañando"— esto de nuevo desde el Salmo 5:9, en tiempo indica de nuevo una vida, un hábito de vida. Engaño, “dolioō”, la idea de raíz es un anzuelo. Un anzuelo es engañoso. El pez dice: “Aquí está la comida”, la carnada. Usted piensa: “Comida”. El pez, usted engaña al pez. Eso es “dolioō”. Salmo 36: 3 , "Las palabras de su boca son iniquidad y engaño". Salmo 52: 2 , "Como una navaja afilada, es la boca operando de manera engañosa". Siempre me acuerdo de la historia de una mujer, lo leí en el LA Times hace unos años atrás, que estaba enojada en contra de un hombre y ella permitió que se le acercara. Y ella tenía una navaja entre sus dientes y le cortó los labios a él. Él fue llevado de emergencia al hospital. Salmo 57: 4 dice: "Sus dientes son lanzas y flechas".
Lee Jeremías 9; lea Isaías 59. El Antiguo Testamento está cargado de afirmaciones acerca de la corrupción de la boca. E Isaías lo reconoció, ¿no es cierto? En Isaías 6. Cuando él estaba sintiendo el peso de su pecado, él dijo: "Soy hombre de labios inmundos, que habito en medio del pueblo de labios inmundos". No sólo es algo que está sucio; es mortal.
Versículo 13, al final, "Veneno de las áspides está debajo de sus labios". Esto es del Salmo 140, versículo 3. Este tipo de palabras que salen de la corrupción del corazón, entre los labios, que es tan vil y tan sucio y tan corrupto, también es destructiva; tiene un veneno. Y hay una analogía que se hace aquí con una serpiente, los colmillos de una serpiente mortal normalmente están doblados hacia atrás, están doblados hacia atrás en la quijada superior, pero cuando abre su cabeza, bajan de tal manera que el veneno de áspides está guardado debajo de sus labios hasta que están listas para atacar. Y entonces esos colmillos se abren, y caen. Y cuando la serpiente muerde, los colmillos presionan un compartimento de veneno mortal que está escondido debajo de sus labios, inyectando veneno a través de ellos como una jeringa en la víctima.
Las palabras son mortales. Hay muchas batallas empiezan por palabras en su casa. Y más allá de eso, inclusive guerras entre naciones han iniciado por lo que fue dicho. Mortales.
Dice después, continuamos viendo la boca, versículo 14, "cuya boca está llena de maldición y amargura", tomada del Salmo 10:7. Maldición y amargura. Maldición literalmente es algo malo que se dice en contra de alguien, hablar mal de alguien. Amargura, “pikria”, impiedad extrema que resulta en palabras viles en contra de Dios y los hombres. Lo único que tiene que hacer es escuchar las palabras del mundo: malas, amargas, enojadas, maldiciones, sucias, blasfemas, soberbias, lujuria, violentas, mentiras, engañosas, destructivas. Y la tumba abierta simplemente libera el hedor del corazón corrupto.
Bueno, eso lleva a la conducta en la acusación. La conducta, en los versículos 15 en adelante. Ahora sabemos cómo es la esencia, como es la conversación en esta condenación universal, y obviamente la conducta viene después. Versículo 15, "Sus pies se apresuran para derramar sangre", tomado de Isaías 59:7.
Los hombres son homicidas. Son asesinos desde el canibalismo hasta el crimen. Simplemente es parte de la vida de los hombres se masacran los unos a los otros. No necesito darle la historia de eso; usted la conoce; usted la ve. Aquí estamos supuestamente viviendo en este siglo XXI avanzado, y simplemente hay matanza por todo el mundo en un volumen más grande que jamás se ha llevado a cabo debido a que el armamento es mucho mayor. Hay guerras entre tribus en el continente africano que literalmente resulta el genocidio conforme millones de personas mueren, no conocidos de manera personal por las personas que los matan. Esto es verdad del hombre. Él es, por naturaleza, un asesino porque están siguiendo a su padre, el diablo, de quien Jesús dijo que era el homicida desde el principio.
La historia del homicidio, matanza a lo largo de la historia de la vida del hombre es bien conocida por nosotros. Chang Hsien-Chung, 1643 a 1648, un líder de un grupo en una provincia china allí en Sichuan, se estima haber matado a 40 millones de personas. Simplemente como comentario al margen. Y así es la historia del hombre. Versículo 16, "Quebranto y desventura hay en sus caminos". Destrucción, “suntrimma”, literalmente despedazar. Crueldad, miseria, significa sufrimiento, aflicción. Es una palabra que es semejante a la palabra miserable. El sentido abstracto de esa palabra es miseria, pero realmente significa sufrimiento real, doloroso, físico. Los hombres dejan un rastro de destrucción y un rastro de miseria física conforme avanzan a lo largo de la historia. Violencia, sangre derramada, la devastación caracteriza a toda la historia humana.
Y el versículo 17, finalmente, "Y no conocieron camino de paz". No somos muy buenos en eso, ¿verdad? La humanidad no es muy buena en llegar a la paz final, ¿verdad? Jeremías lo dijo de esta manera: "Dicen: Paz, paz; y no hay paz". No hay paz para el impío. La violencia ha tomado la paz. El hombre no puede alcanzar la paz, sean peleas en relaciones personales, odio, discusiones, argumentos, enemistades, crímenes, revoluciones, guerras masivas, genocidio. Esto es característico del hombre: No conoce la paz. Roberto Haldane escribió: "Los animales más salvajes no destruyen a tantos de su propia especie para satisfacer su hambre como el hombre destruye a otro hombre para saciar su ambición, su venganza, su avaricia".
Entonces, la presentación vino en el versículo 9, después la acusación: Trece afirmaciones que tratan con la esencia, la naturaleza, la conversación, la conducta. Pero un buen abogado va a resumir su caso y lo va a presentar de manera simple. Entonces, hay un componente más que es esencial. El resumen de todos estos crímenes emana de una actitud universal en el versículo 18. Esto está detrás de todo esto. Llamemos a esto el motivo. Todo criminal tiene un motivo. ¿Cuál es el motivo para este tipo de esencia? ¿Cuál es el motivo para este tipo de conversación? ¿Qué es lo que motiva este tipo de conducta? Respuesta: el motivo está en el versículo 18, "No hay temor de Dios delante de sus ojos". No hay temor de Dios delante de sus ojos. Este es un punto clave. La transgresión del impío dice dentro de su corazón no hay temor de Dios delante de sus ojos. Ese es el Salmo 36:1. A eso se está refiriendo Pablo aquí. La transgresión de impío, dice ese Salmo, habla en el corazón. No hay temor de Dios delante de sus ojos.
¿Por qué es que los hombres viven así? ¿Por qué actúan así? ¿Porque hablan así? ¿Por qué piensan así? Porque no temen a Dios. Proverbio 16:6 lo invierte y dice: "Por el temor de Jehová, los hombres se alejan del mal". Temer a Dios significa tener un respeto hacia Dios. No es nada más el temor de su juicio; es el deseo por honrarlo, por su naturaleza, por sus obras. A nivel universal, los hombres no temen a Dios. No honran a Dios. No lo glorifican como Dios. Temer a Dios, en la Escritura, es un sinónimo de ser un creyente verdadero, alguien que es temeroso de Dios. Describe ese hombre o mujer que tiene respeto hacia la persona, obra, Palabra y voluntad de Dios. No es la idea de huir, o pánico, o terror, sino respeto reverencial, un sentido de asombro.
Lo que en esencia motiva y controla quién es usted es su actitud hacia Dios. En ese sentido, temer a Dios es el control de toda la conducta, es el control de todas las palabras y es lo que define lo que somos. Cuando usted acepta Dios como Dios, y usted llega a adorar a Dios y desea obedecer a Dios, y darle el honor que Él merece, es debido a que su esencia, su naturaleza ha sido cambiada. Y ahora usted tiene un nuevo motivo, y afecta a sus palabras, y afecta a su conducta. El Antiguo Testamento, por cierto, está lleno de concepto de temer a Dios desde un punto negativo. Dentro de este contexto más amplio de temer a Dios, definitivamente hay un elemento negativo.
Mire, Dios quería que la gente tuviera miedo de Él. Ésa es la razón por la que Él convirtió a la esposa de Lot que en una columna de sal. Ésa es la razón por la que Él expulsó a Adán y Eva del huerto; ahogó al mundo; envió serpientes para morder a los israelitas; se tragó a Coré, Datán y Abiram; mató a Nadab y Abiú; envió fuego desde el cielo cuando Elías lo invocó; consumió a cien soldados. Dios quería ser tenido como juez. Él ahogó al ejército egipcio, le quitó la vida a Elí y a sus hijos inútiles Ofni y Finees. Él mató a Absalón, el hijo rebelde de David; capacitó a Sansón para matar a los miles de filisteos; demandó la muerte por los pecados. Debe haber un temor saludable del poder de Dios y de su juicio.
Pero no sólo es eso. Es reverenciar su santidad. Es honrarlo por su misericordia y gracia, darle gloria a Él. El meollo es este: ¿cuál es el motivo de estos crímenes? Ateísmo práctico.
En la raíz del problema de pecado del hombre y su injusticia es un ateísmo práctico: porque él no teme a Dios. Todas las maldades anteriores, todas las acusaciones emanan de la ausencia de ese temor. Él es motivado por una actitud equivocada hacia Dios. Ahora, eso no lleva a la parte final de esta escena en una corte. Hemos visto la presentación, la acusación y el motivo. Aquí está el veredicto. Aquí está el veredicto. "Pero sabemos". "Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio, (o responsable) de Dios”. ¿Cuál es el veredicto? Culpable. Culpable.
La ley de Dios es el estándar: la ley perfecta santa de Dios. Todos los hombres están bajo esa ley, y esa ley los encuentra culpables. ¿Sabe usted cuál es la responsabilidad de un juez? Colocar a la persona que está frente a él la fuerza de la ley. Pues tiene una responsabilidad: mantener en alto la ley. Y eso es exactamente lo que sucede. La raza humana era traída ante el tribunal. El juez dice: "Cuando son medidos en contra de la ley santa de Dios, todos aquellos de ustedes que están bajo esa ley no tienen defensa de tal manera que toda boca se cierra". ¿Qué significa eso? ¿Qué falta en este juicio? Si usted estuviera ensamblando este juicio, quisiera usar este como juicio modelo, ¿qué falta? La defensa. No ha habido defensa alguna. Lo único que ha habido esa acusación; no hay defensa. La razón por la que no hay defensa es porque no hay defensa.
Mire, estuve en una corte en una ocasión, cuando nuestra iglesia y yo fuimos demandados por negligencia del clero. Fue llevado a la corte en Glendale. Esto habría sido 1980, o, en los ochentas, creo. Y hubo un gran caso en el que se intentó acusarnos. Me senté en la corte, y vino el que acusó, y presentaron su caso en contra de nosotros. Y después nos tocó presentar nuestra defensa. Después se puso de pie y resumió el juicio y dijo: "No necesitamos oír una defensa; el caso de que acusa no es sustancial”, y cerró el caso. Entonces, usted tiene un juicio en resumen nada más que al revés. El juicio aquí es que la acusación es tan sustancial que no hay defensa.
Entonces, el versículo 19 presenta esto de manera clara: "Para que toda boca de cierre, y el mundo entero es culpable delante de Dios". No hay defensa. El versículo 20 dice, la razón por la que no tenemos defensa alguna es: "Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él. Lo único que hace la ley es producir el conocimiento del pecado". Simplemente revela cuán pecaminoso es el hombre. Este es el retrato de la raza humana entera sobre el cual el evangelio entonces es edificado. Creo que a veces no entendemos la gloria del evangelio porque no entendemos esto.
Ahora, ¿es el evangelio más glorioso o menos? Mucho más glorioso cuando usted entiende el predicamento de pecadores culpables como nosotros lo somos. Usted llega al final de esta sección, en el versículo 20, si usted es un pecador y no ha oído esto antes, su corazón está palpitando fuerte porque usted acaba de ser acusado; no hay defensa; su boca ha sido cerrada; usted es culpable delante de Dios; usted no puede hacer nada al respecto; usted no puede guardar la ley, usted no puede vivir al nivel de esa ley. Y, por lo tanto, su acusación permanece en pie. Y desde su propia perspectiva, usted está en una condición sin esperanza, y usted se queda ahí al final del versículo 20. Y después, en el versículo 21, la gloria del evangelio comienza a irrumpir la escena. Y si usted regresa el próximo domingo por la noche, le explicaré eso.
Padre, Tu Palabra es tan coherente, tan poderosa, tan preciada, tan rica. Te damos gracias por ella. Entendemos la condición miserable que ha sido descrita como nuestra condición miserable. Esta es una descripción no de alguien más, sino de nosotros. No de paganos o simplemente los judíos, sino de nosotros. Es una descripción de todos antes de la salvación. Es una condición desastrosa en la que los pecadores viven. Y en esta condición llevan culpabilidad terrible en esta vida, culpabilidad que roba su gozo que los hace estar vacíos, sin esperanza, están temerosos, ansiosos, y no encuentran remedio dentro de sí mismos es en esta condición horrible que el pecador se vuelve lo suficientemente desesperado como para buscar un remedio fuera de sí mismo. Más allá de él, y por Tu gracia, es atraído a la gloria del perdón provista en Cristo.
Te agradecemos, Señor, porque hemos experimentado eso. Te damos gracias por los testimonios que vimos en esta noche de la transformación en la vida de pecadores culpables para que sean santos, gozosos, benditos. Gracias, Señor, por ese gran milagro y por Tu Palabra que lo presenta de manera tan clara. Que siempre recordemos conforme compartimos el evangelio, que hay muchas personas que no pueden entender la gracia porque no entienden la ley, que no pueden entender el perdón porque no entienden la culpabilidad, que no pueden entender el gozo del cielo porque no entienden el horror del infierno.
Ayúdanos, Señor, a darles el mensaje completo, para hacer que el pecador esté consciente de su culpabilidad antes de que lo hagamos estar consciente de Tu provisión. Nos gloriamos en el evangelio; nos regocijamos en él. Te agradecemos. Sabemos que somos salvos no por algo que hemos hecho, sino por Tu gracia. Te damos la alabanza, en el nombre de tu Hijo, amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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