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Bueno, como ustedes saben estamos estudiando el tema del cielo. De hecho, hemos titulado la serie “Mirando hacia el cielo” y este es el mensaje número tres. Y en cierta manera les he señalado conforme hemos avanzado en nuestra mirada al cielo que en el día en que vivimos parece haber en la iglesia, una cantidad muy pequeña de preocupación por el tema del cielo. De hecho, la iglesia en mi generación realmente quedó con un legado de predicación bíblica con un énfasis en la gloria del cielo. Yo me quedé con ese legado, pero la iglesia en la actualidad está dejando a la siguiente generación un legado, no de predicación expositiva, sino de predicación de relaciones, y no un énfasis en el cielo, sino un énfasis en éxito personal aquí y ahora.

Entonces, una transición enorme se ha llevado a cabo, y creo que es momento para que nosotros regresemos y demos una buena mirada al cielo. Crecimos en un tiempo en el que los hombres proclamaron la Palabra de Dios y predicaron en contra del pecado, estamos viviendo en un tiempo en el que los hombres se especializan en levantar fondos y en relaciones públicas. Es un día diferente para la iglesia, y creo que hemos perdido nuestro sentido de perspectiva con respecto al cielo, y necesitamos recuperarlo. De hecho, perder en la importancia del cielo, es seria, seriamente defectuoso en la vida de la iglesia y lleva a todo tipo de problemas. 

Juan Bunyan, quien es, cómo ustedes bien saben escribió la analogía clásica de la vida cristiana llamada “El Progreso del Peregrino,” en un punto del “Progreso del Peregrino” se concentra en el diálogo entre dos peregrinos que van camino a la ciudad celestial. De hecho, el punto entero del libro es el peregrino que va camino a la ciudad celestial, la cual es el cielo. Y conforme estos dos peregrinos van camino a esa ciudad celestial, uno le pregunta al otro, “¿Cuándo te encuentras en tu estado espiritual más completo y más vigoroso?” La respuesta del otro es, “Cuando pienso en el lugar hacia el que voy.”

Mediante ese pequeño punto simple en el dialogo, a lo largo del proceso, Juan Bunyan enfatiza el hecho de que la vida espiritual vigorosa es alcanzada por aquellos que contemplan el lugar al que van. Que en algún sentido están divorciados del lugar en dónde han estado, inclusive del lugar en dónde están, y literalmente están preocupados con el lugar al que se dirigen. Bunyan, creo yo, entendió el poder de una expectativa celestial, el poder para superar todas las pruebas y aflicciones del viaje de la vida. La iglesia en la actualidad realmente creo, sería transformada si pensara en términos celestiales.

Me acuerdo cuando yo era pequeño, una afirmación común era, él está tan enfocado en el cielo que no sirve de nada en la tierra. ¿Alguno vez oyó eso? Bueno, no creo que eso ya es verdad. Creo que tenemos que revertir eso y decir que él está tan enfocado en la tierra que no es de bienestar celestial, porque ha habido un cambio tremendo en la manera de pensar. Y en esta serie estoy tratando de concentrar nuestros pensamientos en el cielo, para enseñarnos a pensar en el lugar al que vamos porque nosotros también estamos en un viaje a una ciudad celestial, y tenemos que pensar en términos celestiales para ser de algún beneficio terrenal.

Ahora, en nuestro estudio hemos tratado de responder algunas preguntas, debido a que es un estudio temático en lugar de concentrarnos en un texto de las Escrituras en particular. La primera pregunta que hicimos y respondimos, fue la pregunta: ¿Que es el cielo? Ya aprendimos que el cielo es un lugar. Es un lugar en dónde Dios vive en majestad soberana, y es conocido de manera completa y total y experimentado por ángeles que lo adoran y santos que están para siempre en Su presencia. Los santos del Antiguo y Nuevo Testamento están ahí en espíritu y están con Dios esperando sus cuerpos glorificados que recibirán en la Segunda Venida.

Entonces, el cielo es un lugar, es un lugar en dónde Dios vive, en dónde todos los santos de todas las épocas vivirán para siempre en cuerpos glorificados. Los que están ahí ahora, están sin cuerpos esperando la resurrección cuando el cuerpo y el alma se una para ese estado eterno. Y veremos más de eso en el futuro. Ahora, hasta que lleguemos al cielo la Biblia nos dice que inclusive ahora como cristianos vivimos en un estado llamado “los lugares celestiales.”

Entonces, en un sentido el cielo es un lugar, pero también es un estado de ser. No estamos en el lugar llamado cielo, pero estamos en la esfera o en la esfera de ser que es llamado los lugares celestiales. Esto es, vivimos en la esfera en dónde Dios domina. Todavía no estamos en el cielo de cielos, pero estamos bajo el gobierno de Dios, en la esfera de Su dominio espiritual sobre los corazones y vidas de aquellos que creen en Él mediante Jesucristo. Esa es la razón por la que Efesios 1 dice que “hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.”

Ya estamos probando la vida celestial. Tenemos una probada de ella mediante la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros. Tenemos una probada de ella porque poseemos vida eterna aquí y ahora. Tenemos una probada de ella porque somos miembros de la familia eterna de Dios. Tenemos una probada de ella porque ya hemos sido hechos participantes de una humanidad que ha sido creada totalmente nueva. Nuestras almas han sido recreadas, estamos esperando la recreación de nuestros cuerpos, probamos el cielo ahora porque experimentamos las actitudes del cielo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, y demás.

De hecho, ya somos participantes de la naturaleza divina. Filipenses 3:20-21 dice que “somos ciudadanos del cielo.”  

Entonces, no estamos en el lugar llamado cielo, pero estamos en la esfera llamada ‘los lugares celestiales’. Y estamos teniendo una probada de gloria divina. Eso significa en este mundo, mientras que vivimos aquí somos extranjeros y peregrinos, pertenecemos a otro país, nuestro Padre está ahí, nuestro Salvador está ahí, nuestros colegas santos están ahí, nuestro tesoro está ahí, nuestra herencia está ahí, nuestro hogar está ahí. Únicamente estamos pasando por este lugar.

Entonces, la primera pregunta que respondimos, entonces fue, el cielo es un lugar y el cielo es una esfera en dónde Dios gobierna. En segundo lugar, hicimos la pregunta: ¿En dónde está el cielo? Y la respuesta fue, ¿qué? Arriba, arriba. ¿Arriba en dónde? Bueno, está arriba en el tercer cielo. El cielo está lejos, tomamos un viaje más allá de todos los planetas y todas las estrellas, y todavía no llegamos ahí, está muy lejos. Sin embargo, usted puede llegar, ¿qué tan rápido? En un día, por lo menos, quizás en un abrir y cerrar de ojos. Jesús le dijo al ladrón en la cruz, “Hoy estarás conmigo en el paraíso.” Está lejano, sin embargo, está cercano.

La tercera pregunta que hicimos y la que queremos volver a ver en esta noche es: ¿Cómo es el cielo? ¿Cómo es? Vimos Ezequiel capítulo 1. Y Ezequiel intentó darnos una descripción del cielo, y básicamente enredó nuestras mentes. Ezequiel capítulo 1 es un retrato complejo y hay que admitir que es confuso, de un despliegue de una luz refulgente que está reflejando joyas pulidas como ruedas de color, de luz, todas mezcladas con la majestad y movimiento de ángeles santos, algún tipo de arcoíris enceguecedor, de brillo glorioso que es casi ciertamente inclusive indescriptible. Es el lugar en dónde Dios tiene su trono, y en dónde hay despliegues brillantes, centellantes de luz esplendorosa, emanando de ese trono.

También dijimos que Apocalipsis nos dice que no solo hay un trono, sino que hay un templo ahí. Pero señalamos algunas cosas interesantes, según Apocalipsis 3:12, dice que hay un templo en el cielo de dónde los santos nunca se van. Tiene que ser un templo grande, es inmenso, es infinito, y es eterno. Nunca podemos estar afuera de él, según el 3:12 y el 7:15. De hecho dice, en el templo de Dios, “Él esparce Su tabernáculo sobre ellos.” Y aprendimos más adelante, si llegamos al capítulo 21, 22, que el Señor mismo y el Cordero, son el templo. ¿Qué tipo de templo es, del cual usted nunca se puede ir? ¿Qué tipo de templo es que Dios en el cielo eterno esparce sobre todo Su pueblo? Es Su presencia. Hay un trono, un punto focal en dónde Dios entonces revela Su gloria soberana, majestuosa. Pero al mismo tiempo, hay un templo que es tan infinito como todo el cielo mismo. Increíble, increíble.

Entonces hay un trono ahí, sin embargo, aunque el punto focal es un trono, todo el cielo infinito es la presencia de Dios. Y toda la presencia de Dios y el Cordero, por lo tanto, constituye el templo. Entonces, nunca estaremos fuera del templo porque es tan infinito como la presencia de Dios lo es. Tiene que ser un templo que puede contener al Dios Eterno, y el único templo que puede contener al Dios Eterno es el templo que es tan infinito cómo Dios es. Ahora, para una descripción un poco más detallada del cielo, vayamos a Apocalipsis 21 y 22. Estos capítulos nos hablan de lo que la Biblia llama, el nuevo cielo y la nueva tierra, el estado eterno.

Ahora, permítame darle un poco de perspectiva, tocamos esto hace dos semanas atrás, pero quiero recordarle esto. Dijimos que tenemos un universo actual. Ese universo presente o actual como lo conocemos, en dónde tenemos todos los cuerpos celestes, estrellas, lunas, planetas y demás. Ese es el cielo actual. Aquí abajo está la tierra actual. Rodando la esfera de nuestro universo que se expande está la morada infinita del Dios Infinito, tan infinito como Dios mismo. Algún día, Dios literalmente va a absorber al universo entero, y convertirlo en el cielo final. Esa es la razón por la que es llamado el nuevo cielo y la nueva tierra.

En este momento tenemos una tierra antigua y un cielo antiguo. Han sido tocados por el pecado, han sido distorsionados por la caída, de hecho, la tierra es el dominio de Satanás, bajo el dominio de Satanás la tierra está poblada por hombres caídos, el espacio exterior está poblado por demonios caídos, y únicamente el tercer cielo queda sin mancha, puro. Pero en la recreación habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. Eso significa que el tercer cielo literalmente absorberá al primer y segundo cielo, y la tierra al estado final eterno y de la tierra y a todo el infinito estará el cielo de cielos. Únicamente habrá un lugar, en algún lugar llamado el infierno. Pero fuera de eso, todo será absorbido en el estado final, llamado los nuevos cielos y la nueva tierra.

Ahora, ese no es un pensamiento nuevo. De hecho, es un pensamiento que los profetas del Antiguo Testamento recibieron por parte de Dios. En Isaías 65:17 dice, “Porque he aquí creo nuevos cielos y nueva tierra, y las cosas de antes no serán recordadas o vendrán a la mente, sino estarán gozosos y se regocijarán para siempre en lo que creo.” Ahora, eso nos dice que cuando entremos a los nuevos cielos y la nueva tierra, nunca recordaremos como era lo de antes. Nunca en ese nuevo cielo glorioso.

El capítulo 66 nos da una perspectiva semejante en Isaías, versículo 22, “Así como los nuevos cielos y la nueva tierra que yo haré permanecerá delante de Mí, declara Jehová, entonces también vuestra descendencia,” y demás. Entonces hay para de referencias en el Antiguo Testamento al nuevo cielo y a la nueva tierra. Usted lo vuelve a encontrar en el Salmo 102, versículos 25 y 26. Entonces esto es algo que Dios había prometido desde mucho tiempo atrás. Encontramos también en Hebreos capítulo 1, (una cita del Salmo 102), versículo 10, “Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán más Tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura. Y cómo un vestido los envolverás y serán mudados, pero Tú eres el mismo y tus años no acabarán.”

En otras palabras, el salmista está diciendo, y el escritor de Hebreos está citando, “Dios, hay un cielo y una tierra pero Tú los vas a cambiar.” Y eso es correcto. Habrá una tierra eterna, habrá un universo eterno, habrá un cielo eterno, todos serán uno y el mismo, habrá una tierra no como la tierra que conocemos. Y habrá el espacio exterior, no como el espacio exterior que conocemos.

Ahora, llegamos a Apocalipsis, y si tenemos una descripción de esto, la historia de la tierra se acabó, el holocausto final, grande de la tierra ha sido peleado, la batalla del Armagedón se ha acabado. Satanás es llevado cautivo y enviado al infierno. El reino de mil años de Jesucristo se acabó, todos los impíos de todas las épocas son enviados al infierno. Versículo 14, “la muerte y el Hades son arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda, el lago de fuego, y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Y con Satanás y todos los impíos en este lugar llamado infierno, nada queda más que entonces que crear el nuevo cielo y la nueva tierra. El juicio sobre el pecado es final, y ahora llegamos al estado eterno.

El reino terrenal, milenario de Cristo se acabó, el Gran Trono blanco ha cumplido su propósito conforme Dios ha sentenciado a los injustos y a Satanás al infierno eterno. El universo entero entonces, excepto por el infierno en donde quiera que esté, es entonces disuelto en los nuevos cielos y la nueva tierra. Dios, como vimos en Isaías, creará un nuevo cielo y una nueva tierra que es tan esplendoroso que nadie jamás recordará el antiguo. Toda memoria del primero desaparecerá.

Pedro lo caracteriza en 1 Pedro 3:13, “No obstante,” él dice, “nosotros según Su promesa,” y esa es la promesa en el Salmo 102 y en Isaías 65 y 66 que él tiene en mente, “esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en dónde,” aquí está la clave, “mora la justicia.” No tocado por el pecado, no tocado por la maldad. Ahora, reconocemos que desde la caída de Satanás el primer cielo y el segundo, y la tierra claro, han estado bajo la maldición. Maldita sea la tierra, dice en Génesis. En Job capítulo 15, creo que es el versículo 15, la Biblia dice que los cielos no son limpios a tus ojos. Inclusive los cielos como los conocemos, han sido contaminados por el pecado. En Isaías 24:5, las Escrituras dicen que la tierra está contaminada bajo los habitantes de ella. Vivimos en un universo contaminado, y Dios lo va a rehacer.

Ahora, Dios nos dio una ilustración de esto. Antes que veamos el nuevo cielo y la nueva tierra mencionada en el 21, él dice, Vi un cielo nuevo y una nueva tierra, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. Antes de que escarbemos en esto, permítame mostrarle un retrato de otra devastación de la tierra que sirve como una pequeña ilustración de lo que Dios va a hacer. 2 Pedro, capítulo 3, es un relato conocido por ustedes.

En 2 Pedro, capítulo 3 quizás podríamos ver el versículo 4 como un punto inicial. Los burladores vienen y dicen, “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? ¿Por qué debemos creer que Jesús va a venir? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así, como desde el principio de la creación.” Su lógica es, nunca hemos tenido un holocausto, ¿por qué tendremos uno ahora? Nunca ha habido un juicio sobre la tierra, ¿por qué habrá uno ahora? Porque debemos creer que Dios va a hacer algo, Él nunca ha hecho algo todavía.

Es como decir, nunca he muerto y nunca moriré. Versículo 5, “Estos ignoran voluntariamente que en el tiempo antiguo fueron hechos por la Palabra de Dios los cielos y también la tierra, que proviene del agua, y por el agua subsiste por el cual el mundo de entonces pereció anegado en agua.” ¿Se les olvidó que hubo un tiempo cuando Dios rompió los cielos y rompió la tierra, y ahogó a la raza humana en su totalidad?

Previo a la inundación de Génesis registrado en el sexto capítulo de Génesis había un vapor que cubría la tierra, los cielos era una cierta forma en los cielos, había un vapor, no había lluvia. El vapor filtraba los rayos ultravioletas que penetran ahora la tierra, la gente vivía mucho tiempo, los animales vivían mucho tiempo. Cómo usted sabe vivían hasta llegar a los novecientos años porque no había ninguno de esos rayos ultravioletas que penetraban ese filtro, de esa cubierta de agua que rodeaba la tierra. La tierra entonces floreció con vegetación, cómo nada que jamás habríamos comprendido en la actualidad, pero Dios, debido al pecado rompió los cielos de antes y rompió la tierra de antes, el agua salió del cielo y salió de las profundidades y ahogó a toda la raza humana. Y entonces, lo que el escritor Pedro está diciendo es que eso es un retrato, un retrato pequeño de cómo Dios puede traer juicio mediante la renovación de los cielos y la tierra. Y después, eso es para recordarnos quienes pueden ser lo suficientemente tontos como para pensar que Dios nunca ha hecho nada entonces nunca lo hará. A no pensar así.

Hay otra ilustración de lo que Dios puede hacer, en Lucas 17, cuando usted ve el recordatorio ahí del fuego y azufre que descendió sobre Sodoma y Gomorra. Pero Dios dice que habrá un día cuando Él va a renovar todo de nuevo. Nada más que en esta ocasión, mucho mayor que cualquier otra cosa experimentada en el Diluvio Noeico, todo va a ser destruido. Observe el versículo 6, él dice, “El mundo de entonces pereció anegado en agua, pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego. Una vez Dios destruyó la tierra por agua, la próxima vez por fuego, durante el día del juicio de la perdición de los hombres impíos.” Versículo 10, “Pero el día del Señor vendrá como ladrón,” esto es de manera sospecha, de manera sorpresiva, “en el cuál los cielos pasarán con gran estruendo.” Los cielos como los conocemos pasarán, los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ellas hay serán quemadas. Todo recreado, todo.

Claro, el descubrimiento del átomo, nos ha dado el entendimiento de que esto de hecho puede suceder. Hemos creado bombas nucleares, dividido el átomo y liberado el potencial para destrucción increíble. De hecho, una reacción en cadena de explosiones atómicas, literalmente podría desintegrar esta tierra. Y la reacción, tocar los vapores del cielo de H20 podría entonces dividirlos, y entonces todos los cielos se unirían a esta desintegración. La estructura de nuestra tierra estoy seguro de que usted sabe esto, tiene un potencial tremendo para incendiarse. Nos sentamos en la superficie de una bola de fuego. Las 25,000 millas de circunferencia alrededor de la tierra, el diámetro de 8,000 millas primordialmente son llamas.

El átomo tiene la capacidad de destruir lo de afuera y el universo, el fuego en el interior, si es desatado, ciertamente podría destruir la tierra y unirse en la desintegración. Así cómo Dios en una ocasión rompió los cielos, y dejó caer el agua, y después trajo agua de abajo de la tierra, Él puede traer fuego de abajo y también fuego de arriba. En el interior de la tierra, hay un lago de fuego que está hirviendo, y cuando se acerca demasiado a la superficie de la tierra, y la superficie de la tierra es demasiado delgada, irrumpe por la superficie y mediante presión rompe un pedazo de la superficie de la tierra, llamamos a eso ¿qué? un volcán. La tierra entonces, es una bomba de fuego gigante desde dónde usted la vea. Y Dios va a desatar ese poder de fuego desde el interior y el exterior mediante energía atómica y destruirá el universo entero. Y Él hará un nuevo cielo y una nueva tierra.

Ahora, con eso en mente regresemos a Apocalipsis, capítulo 21. En cierta manera estoy emocionado por ver ese cielo nuevo y esa nueva tierra. La palabra ‘nueva’ es importante, un nuevo cielo y una nueva tierra. Es nuevo en el sentido de kainos, la cual es una palabra griega interesante, significa nuevo en términos de cualidad, de calidad, no en cuánto a tiempo, no nuevo en el sentido de que es nuevo en contraste a algo antiguo, sino nuevo en el sentido de que es diferente, en contraste al otro. Es el mismo término usado por ejemplo en 2 Corintios 5, “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es.” No solo que usted es nuevo en contraste a lo viejo, sino que es nuevo en contraste a diferente, la calidad ha cambiado.

Entonces, los nuevos cielos y la nueva tierra será como nuestra naturaleza nueva, mejor, glorificada, sin pecado, eterna. El nuevo cielo que él menciona ahí, en el versículo 1, será liberado de belleza anterior a nueva belleza. Dice usted, “Bueno, ¿qué significa eso?” No sé qué significa específicamente. “Bueno, ¿cómo se verán las estrellas?” No sé, no sé cómo será, pero le voy a decir una cosa, ya no habrá más tempestades, ni más tormentas, ni más vientos intensos, ni más relámpagos, y no habrá más hogar para los demonios. Ahora, más allá de eso no sé cómo será eso. Y si Dios me dijera de cualquier manera no lo entendería. Entonces, porque desperdiciar el papel.

Entonces, él dice una nueva tierra, ¿cómo será? Tampoco sé eso. Será un lugar dónde usted puede caminar, porque estaremos en cuerpos glorificados y cuando Jesús estuvo en su cuerpo glorificado, él caminó. Será un lugar en dónde usted pueda comer, porque cuando Jesús salió de la tumba, él comió. No necesitaba comer para sustentar su vida, pero él comió porque había cierto gozo en comer. Ahora, usted ve la tierra en la actualidad y todavía ve lugares hermosos en nuestra tierra, alfombrados de verde y flores, con cosechas completas, con árboles que dan sombra, con montañas cubiertas de nieve, con arroyos, con ríos cristalinos, pero a pesar de los lugares de belleza es una tierra enferma, llena de aflicciones y desordenes, y muerte y contaminación, y arrasada por las miserias de la impiedad.

Y francamente únicamente podemos imaginarnos cómo el nuevo cielo y la nueva tierra serán. Algún día cuando los cielos sean destruidos mediante el fuego, como Pedro dice en 2 Pedro 3:12, “y cuando los elementos se derritan con calor intenso,” dice, “esperamos nuevos cielos y una nueva tierra en dónde la justicia mora,” y eso es realmente lo único que podemos conocer. Ya no estaremos bajo la maldición del pecado, ya no estaremos siendo despedazados por el hierro para poder alcanzar su riqueza. Ya no estaremos infestados con espinas y cardos, ya no habrán matorrales en su jardín, eso es práctico. La tierra eterna jamás cortada con tumbas, nunca humedecida por sangre. Nunca manchada por lágrimas. Una tierra cuyos montes fluirán para siempre con salvación, ríos, y cuyos valles eternos conocerán únicamente el paraíso dulce de Dios. Estaremos en esa tierra. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán, ¿qué? la tierra por heredad. Mateo 5:5. Y esa oración maravillosa, “Hágase Tú voluntad cómo en el cielo, así también en la tierra,” nunca necesitará volverse a repetir porque Dios reinará sobre la tierra.

Estaba escuchando una cinta de Al Martin, predicó en nuestra iglesia hace algún tiempo, y lo disfrutamos tanto. Él estaba hablando, pensando en el cielo, esto es lo que él dijo, “Piénselo, este globo mismo, y me encanta pensar de él en estos términos. Esta tierra misma que ha absorbido la sangre de multitudes en campos de batalla, esta tierra misma que ha sido manchada de sangre inocente, esta tierra misma que sostiene las pisadas del tirano, y del asesino, y del ladrón. Esta tierra misma que sostiene la actividad rebelde de las multitudes de los inconversos, está tierra misma en la que el Dios Todopoderoso es negado, este aire mismo que nos rodea, que los hombres inhalan en su laringe, y hablan palabras de blasfemia y de negación de Dios que este mundo mismo y su sistema de soporte entero de la vida será renovado mediante el fuego del juicio en el regreso de Cristo, y cuando él hay acabado toda partícula, todo átomo de esta tierra y su sistema de sustento, será permeado con nada más que justicia, será el nuevo cielo y la nueva tierra dónde la justicia, y la justicia únicamente tiene su hogar.” Dicho de manera hermosa. Que prospectos tan benditos.

Bueno, si vamos a cubrir estos dos capítulos más vale que avancemos un poco más rápido. Regrese al versículo 1. No lo crean. El primer cielo y la primera tierra pasaron, dice él, ya no están. Y el mar ya no existía más, ya no habrá más mar. Es interesante tratar de imaginar lo que el escritor habría tenido en mente acerca de eso. Y no estoy seguro de que podemos ser dogmáticos, pero hay un par de maneras de abordar ese pensamiento, el mar ya no existía más. No sé si usted sabe esto, pero los judíos realmente no eran navegantes. Hubo una generación de personas que vivió en esa tierra antes de ellos que conocemos como los fenicios, que eran mercaderes del mar, los grandes navegantes del mundo. Los judíos no lo eran, eran un pueblo agricultural, y para ser honesto con usted, tenían un temor saludable del mar y esa es la razón por la que cuando Jesús quiso hablarles de una muerte horrenda en Mateo 18, él se refirió a un hombre teniendo una piedra de molino amarrada a su cuello y siendo ahogado en la profundidad del mar.

Para el judío el mar hablaba de turbulencia, de violencia, misterio, de falta de reposo, inclusive hablaba de separación. Algunos piensan en la idea de que “y el mar ya no existía más” como una referencia a fronteras nacionales. Sea que signifique nada que temer, nada de que tener miedo, o sea que significa ‘nada que lo separe a usted de otras naciones y quizás significa, ambas. Y el mar ya no existía más. Nada que le cause a usted temor. Nada que temer. Nada que lo separe a usted de otras personas.

Y después Juan ve, y versículo 2, y quiero concentrarme en esto por unos cuantos momentos. Y dice, “Y yo Juan vi la santa ciudad, la Nueva Jerusalén.” Tiene usted un nuevo cielo y una nueva tierra y ciertamente necesita una Nueva Jerusalén, “descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.” Eso es interesante, eso me da la idea de que la Nueva Jerusalén ya estaba creada, ya estaba terminada, ya estaba en su lugar, y cuando el nuevo cielo y la nueva tierra son creados, entonces la Nueva Jerusalén desciende del tercer cielo en dónde ya ha sido hecha, y desciende al estado final del nuevo cielo y la nueva tierra.

Él dice, “la vi, no siendo creada, sino descendiendo del cielo de Dios.” Ahora, el cielo en dónde Dios está es el tercer cielo, entonces podemos suponer que Dios ha preparado allá arriba esta nueva Jerusalén, y en el momento correcto va a descender en los nuevos cielos y en la nueva tierra y se va a convertir en la ciudad capital del estado final. Pero ya estará preparada para ese entonces, y es mi sentimiento personal que bien podría ser que aquello que Jesús fue a preparar, cuando él dijo, “me voy, y voy a preparar,” ¿qué? “un lugar para vosotros.” Y bien podría ser que antes de que él regrese, él está haciendo la Nueva Jerusalén.

Ahora, han habido tres Jerusalenes. La Jerusalén histórica, está una Jerusalén milenaria, y después la Jerusalén eterna, la cual creo que es la ciudad capital de la eternidad, es la ciudad capital del cielo. No es el cielo, es la ciudad capital del cielo. Es la ciudad cuyo constructor y arquitecto es Dios, es la ciudad que realmente anhelaba y esperaba Abraham, Hebreos 12:22, “Habéis venido al monte Sion de la ciudad del Dios viviente, Jerusalén la celestial, ocupada por miles de ángeles, y la congregación general de la iglesia, de los primogénitos que están registrados en el cielo y Dios y los espíritus de los hombres justos hechos perfectos, y Jesús.” Es el lugar en dónde están todos los santos. Y creo que es esa ciudad especial que desciende.

Está adornada, dice, cómo una esposa para su marido. ¿Qué significa eso? Simplemente belleza, esplendor, gloria. Digo, que mejor manera de expresar belleza que arreglada como una novia, enfatizando ciertamente su virtud de novia, su virtud de esposa. Es el lugar en dónde la iglesia vive, la iglesia quien es la novia de Cristo, es la ciudad novia. Bien podría ser el lugar en dónde el matrimonio, la fiesta del matrimonio se llevó a cabo en Apocalipsis 19:9, en dónde los santos van para estar con el Señor, van a las bodas del cordero. Bien podría ser un banquete especial en la Nueva Jerusalén, pero es la ciudad identificada desde el punto de vista de la gente que está ahí y son la novia de Cristo, su novia, la iglesia. Versículo 9 dice, “Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el espíritu a un monte grande y alto y mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios.”

Entonces, es la ciudad novia, es la ciudad dónde la iglesia vive, la gente no puede ser separada del lugar. Esta es la ciudad novia porque ahí es en dónde está la iglesia. La esposa del Cordero está ahí. Y francamente las ciudades son designadas en tiempos antiguos, con frecuencia por la virtud de la gente que está en ella. De hecho, la ciudad de Corinto, en una nota negativa, era identificada así con la inmoralidad de la gente, de tal manera que el verbo ‘corintianizar’ significaba acostarse con una prostituta, porque la ciudad estaba identificada con el tipo de personas que estaban ahí.

Ahora, la pregunta entonces viene, ¿acaso es únicamente este lugar, ocupado por la iglesia? No. Aunque de manera única, es la ciudad novia, la iglesia le da esa virtud única. Creo que todos los santos de todas las épocas van a estar ahí. Todos van a estar ahí. Santos del Antiguo Testamento, santos que han sido redimidos y han salido de la gran tribulación, creo que todos están en ese lugar. La verdad maravillosa, es que es la ciudad de todos los redimidos de todas las épocas. ¿Por qué entonces señalar a la iglesia? Porque este libro es escrito a la iglesia. Es escrito para consolar a la iglesia perseguida. Es la ciudad novia desde la perspectiva del lector, porque es su ciudad. Es su ciudad de manera única, quien ama a Cristo, para darles consuelo, para darles esperanza.

Entonces, Juan ve y conforme él ve, él ve un nuevo cielo y una nueva tierra. El nuevo cielo, la nueva tierra han sido recreados de manera completa. Y después él ve descendiendo del tercer cielo, en ese nuevo cielo y en esa nueva tierra, a esta ciudad de novia, caracterizada así en su esplendor debido a la iglesia que está ahí, la cual estará reuniéndose con su novio Cristo, por los siglos de los siglos.

Observe que está descendiendo del cielo, y únicamente le vuelvo a señalar, esto significa que probablemente ya existía, y ahora simplemente es incorporada en el estado final. Leí a un escritor que dijo que debido a que es un cubo, probablemente tiene una esquina que toca la tierra, y el resto simplemente se extiende al espacio. Pero no sabemos eso. No sabemos exactamente en dónde estará, en medio del estado final. Pero, creo que ya estaba existiendo y creo que quizás Jesús en este momento está preparándola para el tiempo en el que descienda. 

Ahora, ¿Por qué una ciudad? ¿Es una ciudad cómo lo que conocemos de una ciudad? Bueno, probablemente no. Seguramente será diferente, no como conocemos una ciudad. En primer lugar, no habrá la política de una ciudad, no habrá la corrupción de una ciudad. Únicamente será un tipo diferente de ciudad. Dice usted, “Bueno, ¿entonces por qué llamarla una ciudad?” Porque usted tiene que entender cómo veían una ciudad en ese entonces. De hecho, he pensado en el hecho de que cuando llegue al cielo, pienso en el campo, no en la ciudad. Pero esas personas pensaban en la ciudad, porque eran nómadas que no tenían ciudad. Y la gente que vivía en el desierto, veía en una ciudad seguridad, paz, gozo, comunión, cultura.

Esa es la razón por la que Abraham buscaba una ciudad. El pueblo judío que estaba cómo nómada, dando vueltas y vueltas en una ciudad propia, esa es la razón por la que Jerusalén era un premio, para ellos tan grande. Y la persona que está caminando por todos lados, en un lugar cansado, espera una ciudad en dónde hay calidez, y comunión y amistad y alimento y seguridad y protección, y puede socializar y hay comunión. Y ese es el pensamiento, ese es el pensamiento. Es el lugar en dónde todos los santos de todas las épocas están. Es un lugar en dónde los hombres justos han sido hechos perfectos. Es el lugar en dónde todos los ángeles santos están. Es un lugar en dónde Dios está, es un lugar en dónde Cristo está. Es en dónde todos queremos estar porque queremos estar con toda la gente que amamos. ¡Que pensamiento! Todos los redimidos congregados en una ciudad.

¿Qué significa una ciudad? Armonía, una relación mutua, responsabilidad, compartir deberes, todos tendremos tareas y deberes en ese lugar, socializaremos a diferentes niveles y puntos y medios y maneras. Sin embargo, unidad perfecta, nada que distorsione o interrumpa la comunión pura. ¿Puede imaginarse usted la comunión pura? ¿Puede imaginarse usted una sociedad de personas en dónde nunca nadie se enoja, en dónde nunca nadie hace algo mal, en dónde nunca nadie dice algo malo, en dónde nunca nadie piensa algo malo? ¿Puede imaginarse usted una sociedad en dónde todo mundo se lleva de manera absolutamente perfecta? ¿Puede usted imaginar una sociedad en dónde todo mundo ama a todo mundo como Dios ama a todo mundo, en dónde todo es absolutamente perfecto, en dónde usted se lleva con todo mundo de manera perfecta, por los siglos de los siglos, en dónde usted tiene amor perfecto hacia la gente perfecta siempre?

Ahora, ¿cuán emocionante es eso? Si usted realmente ama a los hermanos. Digo, yo amo a la gente cristiana, y ellos me aman a mí, y no somos perfectos. Pero, yo preferiría estar en la comunión de creyentes que, en ningún otro lugar, ¿usted no? Me encanta la comunión de los creyentes. Y me encantaría la comunión de creyentes perfectos, aún más de lo que amo la comunión de los imperfectos. Entonces, si usted piensa en lo que está involucrado en eso, ese es un pensamiento fabuloso, la cúspide de la comunión. Pensamiento maravilloso. Cuan emocionante si usted ama a los hermanos, y lo que lo hace realmente especial es el versículo 3, que Dios está ahí. Una comunión ininterrumpida y eterna con Él, simplemente piense en el cielo, piense en cuán difícil es llevarse con la gente aquí. Nos encanta la socialización, nos encanta la comunión, amamos la comunión, pero es tan difícil, y la gente lo decepciona a usted y lo desanima y lo irrita, pero algún día vamos a ser personas perfectas con amor perfecto, en un lugar perfecto, por los siglos de los siglos. Y si usted ama a los hermanos, usted tiene que estar emocionado por eso.

Pase al versículo 9. “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo.” Es el mismo ángel que había aparecido antes en el tiempo de la tribulación, diciendo, “Ven acá, yo te mostraré a la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, de Dios.” Entonces, este ángel sienta a Juan, en su visión en algún monte en la nueva tierra, desde dónde él puede ver hacia arriba y ver esta ciudad santa, la obra maestra de Dios, la ciudad capital del cielo infinito. Y los detalles queridos amigos, son absolutamente abrumadores. Y lo que realmente es emocionante es que vamos ahí. Vamos ahí. Hable usted de un folleto para un tour. Hombre, usted realmente podría preparar uno acerca de este lugar.

Versículo 11, “Teniendo la gloria de Dios.” Ahora, podría usted subrayar eso. Esa es la esencia del cielo eterno. Es un lugar en dónde la gloria de Dios es manifiesta, la gloria de Dios es manifiesta. En Isaías 60, versículo 19 dice, “El sol ya no será la luz de día, ni para brillo la luna dará luz para ti, sino que Jehová será para ti una luz eterna, y tú Dios, tu gloria.” Isaías 60, versículo 19, que afirmación. Versículo 23, de Apocalipsis 21, “la gloria de Dios la ilumina,” usted no necesita estrellas y sol, y luna más. Usted no las necesita porque Dios va a alumbrar, escuche esto, todo el cielo infinito, particularmente esta joya celestial brillante, llamada la Nueva Jerusalén.

Y después, Juan trata de describirla. Versículo 11, “Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.” Cuando yo era un niño solía ir, esto es lo más que me puedo acercar, solía ir a patinar en Pasadena. Y tenían esta cosa de cristal colgando en medio. Alguna vez usted ha estado en una de esas, probablemente ha estado en un lugar de baile en dónde la tenían. Yo estaba en una pista de patinaje. Esta cosa de cristal con todos esos pequeños pedazos de cristal, y le apuntan luces y está reflejándolo por todos lados. Eso en cierta manera pequeña, mundana, puede expresar la esencia de lo que Juan está tratando de comunicar. Él ve descendiendo del cielo, en este estado eterno, este cristal que refleja y centellea, este tipo de diamante de dónde se está reflejando la gloria misma de la esencia refulgente de la naturaleza de Dios. Nos deja sin aliento. Y la luz infinita de la gloria de Dios literalmente cubre el universo infinito. Una belleza brillante que nos deja sin aliento.

Y después él va de su gloria a su diseño. Y esto es interesante. Y recuerde ahora, él está tratando de describir lo indescriptible. “Tenía un muro grande y alto, con doce puertas, y en las puertas doce ángeles, y nombres inscritos que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. Al oriente, tres puertas; al norte, tres puertas; al sur, tres puertas; al occidente, tres puertas. Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. El que hablaba conmigo tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro, la ciudad se haya establecida en cuadro.” Simetría perfecta, la mente de Dios, simetría perfecta. “Y su longitud es igual a su anchura, y él midió la ciudad con la caña, 12,000 estadios. La longitud, la altura, y la anchura de ella son iguales. Y midió su muro 144 codos de medida de hombre, la cual es de ángel.” Eso es interesante saber, ¿no es cierto? los ángeles usan las mismas medidas que nosotros.

Ahora dice usted, “Ahora, espere un minuto. Detente y llévame un poquito a lo largo de esto.” Muy bien, es una ciudad literal, es una ciudad simétrica. Regrese al versículo 12, “Tenía un muro alto y grande.” Dice usted, “¿Por qué?” No sé porque, pero la tenía. Si Dios quiso poner un muro alto y grande, Él puede poner un muro alto y grande. Pero es un símbolo de seguridad, un símbolo de protección. Cómo todas las ciudades antiguas, la seguridad era importante para la gente, querían un lugar en dónde había seguridad. Eso simboliza seguridad.

Dice en el capítulo 22, versículo 14, que las únicas personas que pueden entrar son las que lavan sus ropas, pueden entrar por las puertas. Y afuera están los perros y los hechiceros y las personas inmorales, y los homicidas y los idólatras, y todo el que ama y practica la mentira.  Las puertas entonces simbolizan el hecho de que alguien está adentro y alguien está afuera. Alguien está adentro y alguien está afuera. El muro, dice, en el versículo 17, es de casi 66 metros, de acuerdo con medidas humanas, las cuales son también medidas angelicales. Es bastante sorprendente, es un muro bastante impresionante, cuando usted lo piensa. Pero inclusive, el muro más pequeño será suficiente, nada más que Dios diseñó construirlo así en la visión de lo que Juan vio. Es un símbolo de inclusión y un símbolo de seguridad, y un símbolo de protección. Y también un símbolo de exclusión, en todo lo que es indigno se queda afuera.

Hay doce puertas, y cada una de ellas tiene un guardián, el guardián de honor o ángeles. Cada una de las puertas tiene el nombre de una tribu de Israel, mostrando la relación de pacto eterna con Israel como también la novia. Y entonces, aunque es llamada la ciudad novia, es muy claro que es identificada con Israel. Y entonces, concluimos que es un lugar en dónde todos los santos de todas las épocas pueden vivir. Doce, aparentemente es el número de simetría perfecta y el número de algo que está completo. Doce puertas, doce ángeles, doce tribus, doce cimientos, doce apóstoles, doce perlas, doce tipos de fruto, 12,000 y 12 por 12 cubos. Dios está concentrado en el doce cuando hablamos del estado eterno.

Versículo 13, “Hay tres puertas en cada lado.” Y que significa eso, las puertas implican que usted ¿qué? entra y sale. Por favor, no piense que aquí es en dónde estamos contenidos para siempre. No lo es. Tenemos el universo infinito por el cual viajar. Y debido a que podemos llegar de aquí al tercer cielo en un abrir y cerrar de ojos, no será ningún problema cubrir el infinito cuando queramos de manera más bien rápida. Pero entraremos y saldremos de este lugar por esas puertas maravillosas.

El versículo 14 dice, “El muro de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.” Dios entonces, identificando al pueblo del antiguo pacto y al pueblo del nuevo pacto de una manera maravillosa. Me encanta el hecho de que en el versículo 14, él menciona al Cordero, el nombre sacrificial de Cristo. Él será para siempre el Cordero.

El versículo 15, él usa una caña de medir de oro, normalmente considerada como una norma de medida de unos 3 metros, midiendo y descubriendo que es perfectamente simétrica en su diseño, igual en su largo como en su altura y su anchura. ¿Sabía usted que el Lugar Santísimo en el templo de Salomón, era un cubo de 20 x 20 x 20? Este es el Lugar Santísimo de la eternidad. Estos serán 2240 kilómetros cúbicos, y podría contener a millones de millones de personas. Habrá bastante lugar para todos nosotros, pero no habrá ningún confinamiento ahí para nosotros. Es lo suficientemente grande para los pocos que encuentran el camino estrecho, pero ciertamente no los confina. Los cuerpos glorificados no podrían estar demasiado apretados de cualquier manera. No me lo imagino. Inclusive si usted chocara con alguien, son perfectos, entonces, no les importaría. Y su usted tiene un cubo, si usted tiene un cubo, usted tiene todo tipo de cosas apiladas, una encima de la otra, calle sobre calle sobre calle, sobre calles. Esto de hecho iría desde la punta de Florida hasta la punta de Maine, apilada. Increíble. Millones de avenidas doradas, cruzándose. Un lugar de majestad, un lugar de belleza.

Versículo 18, “El material de su muro era de jaspe.” Muros transparentes de diamantes de cristal, brillando de gloria. ¿Por qué eso? porque emanando de medio de eso, es la gloria de Dios. Y necesita tener piedras transparentes para que pase por ahí. Y de nuevo, usted regresa este diamante brillante que está descendiendo del cielo. Dice, observe esto. Pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio. Dígame usted, ¿alguna vez ha visto oro puro como cristal transparente? Yo no. Nunca he visto oro puro como cristal transparente, el oro puro es todo, pero no vidrio transparente, oro puro. Pero usted no puede ver por el oro. Con el vidrio limpio usted si puede. Dice usted, ¿qué tipo de oro es este? No sé. Juan tampoco sabía. Debió haber brillado con un brillo y un resplandor que tenía un tono dorado, pero todavía era como el vidrio limpio. Y, por cierto, vamos a tener de cualquier manera, percepciones diferentes. Algo podría ser sólido y aun así ser transparente después de todo, Jesús en su cuerpo glorificado atravesó un muro.

Entonces, realmente no sabemos específicamente lo que significa, pero todo lo que usted ve es transparente. Y eso es para demostrar que la gloria de Dios está brillando por el medio de todo. Es muy parecido a la descripción de Ezequiel, el brillo de la gloria de Dios brillando por toda sustancia y la belleza sin estorbo de la presencia del Dios infinito reflejándose en todo corte de diamante. Y después el describe, “Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. Ahora, no sé qué decir acerca de eso, fuera de decir que es simplemente belleza increíble. Joyas coloridas formando un retrato hermoso, vidrio transparente de diamantes, color oro, todo esto va más allá de la descripción. Esa es la majestad del cielo.

Ahora, ¿le gusta a usted la belleza? ¿le encanta a la belleza? Digo, usted le gusta después de que llueve, ver lo verde. Bueno, imagínese ver esto. Digo, Dios ha plantado en el corazón humano un amor por lo estético. Amamos la belleza. Esto es belleza trascendente, lo cual generará en el corazón de un hombre o mujer glorificado, es una euforia que durará para siempre. No habrá smog, ni contaminación. Increíble.

Y después el versículo 21 describe aún más su belleza, “Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla.” Imagínese, imagínese. No sé qué tan grandes son las puertas, pero cada una de ellas es una perla. Dice usted, “Me gustaría ver ese ostión.” Nunca hubo un ostión. Si Dios quiere hacer una perla, Él puede hacer una perla, no necesita un ostión. Pero cada puerta es una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro transparente, como vidrio.

Me encanta el pensamiento de que para entrar por la ciudad usted tiene que pasar por una perla. Al cielo se entra por una perla. ¿Cuál es la importancia? ¿Qué es lo significativo? Una perla es hecha por un pequeño animal, un pequeño animal insignificante. ¿Sabe usted lo que se necesita para hacer una perla? Ese animal tiene que estar, ¿qué? herido. Y después, conforme ese animal pequeño herido, comienza a tratar su herida, crea una perla. Y el pensamiento es que entramos al cielo a través de una perla, simbólico, del que fue herido por nosotros. Y fue mediante sus heridas que Él creó perlas que nos llevan a Su presencia santa y eterna. Al cielo se entra mediante el sufrimiento, aflicción por sangre, la agonía de la cruz. No hay herida, no hay perla. Y entramos mediante las perlas hechas por el redentor herido. ¡Que pensamiento! ¡Que pensamiento!

Versículo 22, unas cuantas características especiales en el cielo. “Y no había en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.” Ya vimos eso. El templo es la presencia de Dios. Versículo 23, “La ciudad no tiene necesidad de solo ni de luna de que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.” Digo, es simplemente luz refulgente. Eso es todo. Alumbrada por la presencia de Dios y el Cordero, la luna se avergonzará, Isaías dijo. Me encanta eso. Y el sol se confundirá.

Y versículo 24, “Y las naciones que hubieren sido salvas, andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.” La gloria de todos los otros hombres, el gobierno de todos los otros hombres se disipa en nada. Todo tipo de personas estarán ahí. Y aún las personas más altas. Creo que la idea aquí es que inclusive los reyes del mundo, los hombres nobles, los elevados y los poderosos, por así decirlo, van a entregar su gloria por la gloria del cielo. Las naciones, todas las naciones caminarán a la luz de la presencia de Dios, y todos los hombres, inclusive los reyes de la tierra se postrarán ante Su gloria.

Versículo 25, “Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.” Nunca se cerrarán. Las puertas de la ciudad siempre se cerraban de noche, para mantener afuera a los ladrones y a los que causaban problemas, otros ejércitos. Pero debido a que no hay noche, las puertas nunca se cierran. Libertad perfecta, seguridad perfecta, entre y salga conforme quiera. Usted, protección perfecta, y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Como puede ver, nada va a ser un rival para la gloria de Dios. Nada.

Versículo 27, “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino que solamente,” o me encanta esto, “los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” Nunca nadie estará ahí, más que la gente cuyos nombres fueron escritos en el libro de la vida del Cordero, que colocan su fe en Cristo. No habrá rivales para la gloria de Dios, no habrá rivales para el honor, las naciones traerán toda su gloria, y todo su honor y los depositarán en el trono de Dios.

“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal,” y de nuevo, todo es cristalino, transparente, para que la luz de Dios pueda brillar por todo, “que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad y a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida que produce doce frutos, dando cada mes su fruto. Y las hojas del árbol eran para la sanidad, o curación de las naciones.” De regreso en el Huerto del Edén, ¿se acuerda usted? había un río hermoso con cuatro brazos que regaban el huerto, y aquí encontramos que la ciudad celestial es presentada de manera gloriosa, fluyendo del trono, a la mitad de la ciudad un río celestial cristalino. Es simplemente una escena de majestad, que es absolutamente indescriptible.

Salmo 46:4 dice, “Hay un río cuyos arroyos hacen contenta la ciudad de Dios.” Pues como puede ver, un río, ¿se imagina usted lo que era un río para un judío viviendo en un lugar estéril como Palestina? Un río era un lugar bienvenido, de consuelo y reposo y de refrigerio y sustento, y agua fría en el tiempo caliente. Una ciudad era un lugar de protección, y comunión y socialización. Y un río significaba agua para una boca seca. Y Dios les está dando un cielo que es la cúspide de todo lo que era preciado para ellos. Todo. Y encontrar un árbol, cuando usted había estado en el desierto estéril, buscando algo que comer, el gozo de los que vivían ahí, un árbol, un árbol, usted come para disfrutar, usted no come para sostener la vida en el cielo. Usted come simplemente por el gusto, simplemente por el mero éxtasis de lo que va a haber en ese árbol. Sanidad, es la palabra therapeian, de la cual obtenemos terapéutico que da salud. Las hojas no proveen curación para la enfermedad, promueven el enriquecimiento de la vida, eso es todo. Simplemente están ahí por el mero gozo de comer. Las aguas son para el mero gozo de beber. Ninguna sustancia se necesita, pero todas las sustancias se disfrutan. Wow. Increíble.

“Y no habrá más maldición;” No más maldición, “y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.” No habrá más maldición, no habrá más pecado, el trono de Dios y el Cordero están ahí. Me encanta lo que 1 Tesalonicenses 4:17 dice cuando somos llevados al cielo en el rapto, “Y así estaremos para siempre con ¿qué? el Señor.” Nunca estaremos fuera de Su presencia, jamás, jamás.

Versículo 4, “Veremos su rostro,” intimidad, comunión, “su nombre estará en nuestras frentes”, ese es el símbolo de propiedad, de identificación de que le pertenecemos a Él. Ahora, piénselo, piénselo. Estábamos hablando de pecadores, teniendo comunión intima en la presencia del Dios Santo, por los siglos de los siglos. Escuche, sería un pensamiento blasfemo, hablar de estar con el Dios Eterno. Sería un pensamiento blasfemo, hablar de tener intimidad personal, en comunión con Cristo. Sería una suposición blasfema, hablar de ser co-herederos con Cristo, hablar de juzgar al mundo, de sentarse en el trono de Cristo, ser uno con Dios el Padre. Esos serían pensamientos blasfemos sino fueran todos verdaderos. Es un pensamiento increíble. Todos son la promesa de Dios para nosotros. Y Él escribirá Su Nombre en nuestras frentes, que pensamiento. La gloria del cielo, es la presencia brillante de Dios, centellando en belleza indescriptible.

Así es el cielo. Permítame cerrar. J. A. Seiss escribió años atrás estas palabras hermosas. “Ese brillo no es de ninguna combustión material, no es de ningún consumo de combustible que necesitar ser reemplazado, conforme una provisión de combustible se quema, ya que es la luz no creada de Aquel que es luz, producida por y a través del Cordero como una lámpara eterna al hogar y corazones y entendimientos de sus santos glorificados. Cuando Pablo y Silas estaban ahí, heridos y encadenados en el calabozo interior de la prisión en Filipos, todavía tenían luz sagrada que los capacitaba para engañar a las vigilias de la noche con canciones felices. Cuando Pablo estuvo en su camino a Damasco, una luz más brillante que el sol al medio día brilló alrededor de él, irradiando su ser entero con nuevas vistas y entendimiento y haciendo su alma y su cuerpo una luz después de eso en el Señor.

Cuando Moisés descendió del monte, de su comunión con Dios, su rostro era tan brillante que sus hermanos no podían soportar verlo. Él estuvo en una comunión tan cercana con esa luz, que terminó siendo iluminado por esa luz, y llegó al campamento como una lámpara misma de Dios, brillando con la gloria de Dios. En el monte de la Transfiguración, esa misma luz fluyó del cuerpo y vestimenta del bendito Jesús. Y en referencia al tiempo mismo cuando esta ciudad venga a ser y esté en su lugar, Isaías dijo, “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá avergonzados por la gloria que entonces aparecerá en la Nueva Jerusalén, haciendo que no haya más necesidad para que estas brillen. Debido a que la luz de la gloria de Dios la alumbra, y la lámpara es el Cordero.”

Que gran, gran realidad. Ahí nos dirigimos, a eso nos dirigimos. “Voy a preparar lugar para vosotros.” Y Felipe dice, “¿Adónde vas a ir? ¿Cómo puedes encontrar nuestro camino a ese lugar? ¿Cómo podemos saber en dónde estás? ¿Cómo es posible que lleguemos ahí?” ¿Se acuerda usted en Juan 14?  “Señor, muéstranos al Padre.” Jesús dice, “Han estado conmigo mucho tiempo, ¿no saben quién Soy? Esa es una pregunta clave, tienes que saber quién Soy. Antes de eso Tomás dijo, “Señor, no sabemos adónde vas.” Dos preguntas. No estamos seguros de quién eres Tú, y no sabemos adónde vas. Jesús dijo, “Soy Dios,” a Felipe. Y a Tomás él le dijo, “No necesitas saber adónde vas, lo único que necesitas saber es que Yo soy el camino, la verdad y la vida. Y nadie viene al Padre,” ¿qué? “sino por Mí.”

¿Quiere usted ir al cielo?  Jesucristo es el camino.

Inclinémonos en oración. Padre hemos disfrutado de un tiempo maravilloso en esta noche, que gozo estar juntos con aquellos que amamos, ha sido una probada del cielo en esta noche. Te agradecemos por ello. Pedimos que confirmes en nuestros corazones esta visión maravillosa. Emociónanos con lo que está por venir, y que vivamos a la luz de esto, por causa de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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